El ramal de Villalonquéjar, sin arreglo dos veranos después

L.M.
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El contrato lleva adjudicado desde diciembre pero queda pendiente dar de paso el acta de replanteo. Las vías son muy sensibles a las altas temperaturas, que ya provocaron la deformación de los carriles

Aunque es sometido a mantenimientos puntuales, el estado del ramal deja mucho que desear desde hace años. - Foto: Alberto Rodrigo

Con la llegada del verano y las altas temperaturas, las vías de tren en estado más precario sufren. Es el caso del ramal ferroviario que conecta la estación Burgos-Rosa de Lima con el polígono industria del Villalonquéjar, y que en la actualidad emplea la multinacional química Adisseo, y que lleva años mandando señales de socorro ante el abandono por parte del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias de su mantenimiento y cuidado.

Aunque es cierto que hay una cuadrilla que arregla de vez en cuando las deficiencias más notables, la infraestructura requiere de un lavado de cara amplio, para lo cual ADIF ha destinado 300.000 euros. El contrato se encuentra adjudicado a la empresa vizcaína Cycasa Canteras y Construcciones desde diciembre, pero aún queda pendiente el acta de replanteo positiva, según aseguran fuentes del ente asociado al Ministerio de Movilidad.

La tormenta perfecta vuelve a formarse dos veranos después, ya que cuando el sol aprieta los carriles sufren dilataciones que pueden impedir el tránsito de trenes. Para ello ADIF ha previsto soldaduras aluminotérmicas, descargas de nuevo balastro sobre el terreno, nivelación y alineación de los desvíos, perfilado de las vías, sustitución manual de las traviesas de madera, sustitución de los carriles más dañados o construcción de una topera de hormigón armado. Además, cuando los trabajos se inicien, desde ADIF apuntan la posibilidad de llegar a cortar las vías en momentos puntuales para acometer con mayor facilidad todas las labores.

El plazo de ejecución de este contrato se eleva a dos meses, aunque desde los sindicatos ferroviarios esperan que no sea el último que se destine al ramal. Mientras tanto, los trenes que llegan al polígono tendrán que seguir circulando a velocidades ridículas cercanas a los 10 kilómetros por hora dado el estado en el que se encuentra la infraestructura burgalesa.