Una puesta en escena medianamente preparada y un pequeño golpe de suerte. Es lo único que necesitan los estafadores que montan secuestros telefónicos para captar la atención de sus víctimas. Luego, ya es cuestión de que el miedo que les tratan de transmitir dé sus frutos. Hace unos días, una burgalesa denunció un intento de este timo, que es uno de los más comunes en los últimos tiempos y que se da con cierta frecuencia en la provincia. Le amenazaron con matar a su hija si no ingresaba en una cuenta 10.000 euros y joyas. Tras unos primeros momentos de duda, terminó colgando y avisó a la Policía Nacional.

«Me llamó un número oculto y al otro lado hablaba una chica muy alterada haciéndose pasar por mi hija. Decía que la habían atracado. Su voz no se parecía nada, pero pensé que al estar en ese estado de ansiedad le había cambiado un poco», explica la víctima, que reconoce que cometió el error de decir el nombre de su descendiente y dar pie a que los timadores continuaran con su engaño. «Se te pasan muchas cosas por la cabeza. Por un momento imaginé que le habían robado el móvil y me llamaba desde otro», añade. 

Acto seguido, un hombre que parecía de origen sudamericano cogió el teléfono y comenzaron las amenazas. «Me dijo que iban a matarla si no les daba todo el dinero que tenía en casa (...)», indica.

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