Los Reyes Magos juegan en otra liga

I.L.H.
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La pandemia obliga a recibir a Sus Majestades en tres gélidos polideportivos. La ilusión de tenerlos cerca atempera un encuentro lleno de abrazos, trajes nuevos y promesas de regalos

Cientos de familias se congelan en tres polideportivos burgaleses para saludar a sus majestades, que este año no pueden desfilar por las calles. - Foto: Valdivielso

No hace falta siquiera que se pongan el chándal porque el partido lo tienen ganado antes de empezar. Los Reyes Magos juegan en otra liga y no hay temperaturas bajo cero que les amilane ni jornadas maratonianas que puedan con ellos. En los tres polideportivos donde Sus Majestades hoy -como ayer- reciben a los más pequeños el frío se cuela hasta los huesos porque las instalaciones tienen las puertas abiertas para que estén bien ventiladas y estamos viviendo los días más gélidos de la temporada. Pero a los más pequeños no hay invierno que pueda arrebatarles la ilusión de tenerles cerca, ni distanciamiento que obligue a olvidarse de lo que representan.

Este año no toca que los caramelos lluevan desde las carrozas, ni esperar de pie a que la noche ponga luz a esa magia de la infancia. Sin embargo, aunque sea en polideportivos desangelados (y en algún caso destartalado), con las sillas separadas, esperando media hora para verles diez minutos y sin poder darles la mano ni gritarles ese último regalo que no entró en la carta, los Reyes Magos vuelven a ganar el partido, porque lo único que importa es su presencia.

Las circunstancias sanitarias de la pandemia han anulando la cabalgata y les ha obligado a adelantar su llegada a Burgos (aterrizaron el domingo en helicóptero) para poder estar un ratito, apenas un cuarto de hora, con cada grupo que acude a los polideportivos. En San Amaro, donde no pudieron entrar las carrozas realizadas por la Asociación de Artistas Plásticos de Gamonal, los Reyes Magos recitaron el poema que Gloria Fuertes les dedicó (El camello cojito). Y en el polideportivo Mariano Gaspar propusieron a los asistentes abrazarse a sí mismos para con ese gesto abrazar a todo el mundo.

Estreno de vestuario. Después de un viaje tan largo, el Instituto Municipal de Cultura ha querido agradecer a los Reyes que adelantaran su llegada regalándoles trajes nuevos para cambiarse una vez aquí. Un equipo de diez personas liderado por Fran de Benito ha tejido el vestuario que ayer estrenaron, siguiendo los patrones de sus países de origen. Les han regalado 15 trajes, cinco para cada rey. Cuando marchen, Sus Majestades los dejarán en Burgos para usarlos la próxima vez que vengan.