«El dolor hay que pasarlo, no hay pastilla que te lo ahogue»

ALMUDENA SANZ
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ENTREVISTA | El coronavirus ha desbaratado la manera de afrontar la muerte y ha provocado desconcierto en los familiares. Poner orden a las emociones en este trance es el fin del taller de apoyo al duelo que Carmen Vedia dirige este mes en San Juan

Carmen Vedia, psicóloga. - Foto: Valdivielso

La imposibilidad de dar la mano a un enfermo en sus últimas horas de vida al prohibirse la presencia en los hospitales, la falta de ceremonia de despedida a los fallecidos y la privación del calor de la compañía y aliento de familiares y amigos en estos momentos dolorosos han complicado la superación de la muerte de seres queridos durante la pandemia. San Juan acoge un taller de apoyo al duelo por pérdida en esta situación, que se alargará los lunes y miércoles de este mes de 10 a 11.30 horas (aún hay plazas libres). 

¿Cuáles son las claves para recuperarse de la pérdida de un ser querido durante la pandemia?
En este periodo, la muerte se ha caracterizado por lo repentina que ha sido, la falta de información, el desconcierto y la incertidumbre, además de la soledad y el aislamiento que han sufrido los enfermos. Ha sido traumático por la imposibilidad de despedirse, la ausencia del apoyo social, la falta de cercanía de los seres queridos, la prohibición de ritos funerarios... Algunas de las personas del taller aún no han podido enterrar a sus muertos y esto hace que no puedan empezar a elaborar su duelo y se complique.

¿Cómo se les ayuda a superarlo?
A pasar el duelo les ayudará seguir manteniendo el contacto con los familiares, continuar expresando sus pensamientos y sentimientos, necesitan derroches, derroches, derroches de expresión, mantener los hábitos de alimentación, sueño y ejercicio físico saludable, tener esos momentos de tranquilidad y de descanso, preparar una despedida para la ceremonia... Y, mientras, ir recuperando la normalidad adaptándose a la nueva situación, revisando los enseres del fallecido, recordándolo con sus familiares, hacer una retrospectiva para sentir que su vida ha tenido un sentido y poder escribir lo que no han podido expresar. Esa despedida incluye la expresión del agradecimiento, del perdón, de perdonarnos también a nosotros y continuar con la vida. 

¿Se puede hablar de sentimiento de culpa en estas personas? ¿Hay alguna manera de aliviarlo?
Algunos sí lo tienen y una manera es hacerles entender que no han sido ellos los que han decidido no cuidar de sus enfermos, si no que ha sido impuesto por las autoridades sanitarias. Durante el proceso, se sentirá rabia y otras emociones hasta llegar a la aceptación. 

No hay recetas mágicas...
El dolor hay que pasarlo, no hay una pastilla que te lo ahogue, y si lo hace, mal asunto. 

¿Por qué?
Porque es una emoción natural y necesaria para superar el duelo. Si la ahogan, al final acabará saliendo de alguna manera, y es necesario que sea así para llegar a la última etapa. El proceso empieza con una negación, ‘esto no me puede estar ocurriendo a mí’, se pasa a una rabia tremenda y de ahí a una adaptación a la nueva situación para, al final, llegar a una aceptación real de la muerte porque la vida tiene que continuar y debes incorporar esta pérdida. A veces lo que no aceptamos es que el ciclo de la vida es ese, nacemos y morimos, lo primero y lo último que hacemos es respirar. Podemos negar la muerte, no hablar de ella, pero está ahí y las culturas que la incorporan más a su día a día lo asumen mucho mejor. 

¿Nuestra sociedad la asume mal?
Sí, la negamos, nos distanciamos de ella. Hace unos años la muerte estaba más incorporada a la vida diaria, las personas se morían casi en su casa, la familia estaba cerca, se amortajaba y se velaba en casa, no en el tanatorio. El duelo era muy facilitador, no se dejaba de sufrir la pérdida, pero no había tanto duelo atascado, patológico, como ahora, y que en esta pandemia se ha acentuado. 

¿Que esta tragedia haya sido colectiva, que la sufra más gente, ayuda o desayuda?
Cada uno está con lo suyo. No es aplicable el ‘mal de muchos, consuelo de tontos’. 

¿Qué pistas indican que alguien necesita apoyo aunque no lo pida?
Cada uno tiene una manera de expresarlo. Aunque tú veas que una persona parece que no sufre ni padece, que la pinchas y no sangra, quizás es la que peor lo está pasando. En estos casos, simplemente se trata de acercarnos, de mostrarnos disponibles, cuando quiera ya soltará, pero que se sienta arropada es una buena estrategia de ayuda. 

¿Mejor chillar o callar?
Depende de cada uno. Siempre es mejor expresarlo en la medida de lo posible, porque si no lo hace, lo sacará de otra manera. A unos les sirve el ejercicio físico, a otros verbalizarlo, a otros la escritura, a otros llorarlo, gritarlo o denunciarlo. 

¿Hay alguna clave para que los niños superen la muerte de alguien a quien vieron antes del confinamiento y no volverán a hacerlo?
Con los niños tenemos mucha prevención y la realidad es que se adaptan muy bien a las nuevas situaciones y hay que hablarles claramente de la muerte. Tienen que conocer la verdad y participar en los rituales, no obligarles, pero sí invitarles a hacerlo o incorporarles a ellos de la forma más natural posible.