Imágenes que valen más que mil palabras

R.E.C.
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El reportero gráfico Diego Herrera, especialista en fotografía de denuncia, retrató en Grecia, Bosnia y Sarajevo la situación en la que se encuentran los migrantes al llegar a Europa. En mente, cubrir en Ucrania la guerra de Donbass

El reportero gráfico Diego Herrera es especialista en fotografía de denuncia. - Foto: Diego Herrera

Diego Herrera es bilbaíno de nacimiento aunque le une un fuerte vínculo a Revenga de Muñó, su pueblo. Burgos ha sido además la ciudad que le ha visto crecer y formarse profesionalmente cuando con 19 años decidió estudiar un Grado Superior en Realización de Audiovisuales y Espectáculos y posteriormente Comunicación Audiovisual en la UBU.

Su curiosidad y sensibilidad por las injusticias sociales le hicieron desarrollar una devoción por la fotografía patente ya desde pequeño. «Creí que la fotografía podía ser una herramienta para mostrar la vida de las personas que sufren y tal vez provocar una reacción en la mente de la gente», admite.

Empezó de manera profesional al terminar sus estudios incorporándose como becario en el Gabinete de Comunicación de la Universidad de Burgos donde estuvo tres años. Uno de sus primeros trabajos ya como freelance lo realizó en Burgos retratando la vida de Roberto, un hombre invidente que acude a todos los partidos del San Pablo junto a su leal amigo Stella, un perro guía de seis años. «Las personas tienen historias increíbles de superación y están más cerca de lo que creemos y también hay que contarlas». 

Pero su gran reconocimiento como reportero gráfico le llegó el año pasado de la mano de la exposición Refugiados: Un camino. ¿Un futuro? en el Foro Solidario donde plasmó las duras condiciones de miles de personas, procedentes en su mayoría de países como Afganistán, Siria, Irán o Palestina, en su afán por llegar a Europa y con quienes compartió durante casi un mes sus vivencias, retratándoles en su travesía por Grecia, Serbia y Bosnia.

«Creo que esas situaciones inhumanas que se viven a dos pasos de nuestra casa deben contarse para que la sociedad reaccione y vea que eso no es una vida digna para un humano», manifiesta Herrera cuyos documentos gráficos formarán parte de la Historia y a quien estas circunstancias le provoca cierta frustración ante la pasividad y el desprecio de los políticos europeos. «Me gustaría que vieran la realidad que hay detrás de cada persona y la razón por la que han dejado todo atrás para buscar una vida decente en Europa».

Actualmente se encuentra en Gagauzia, al sur de Moldavia, donde forma parte de un proyecto que desarrolla el Cuerpo Europeo de la Solidaridad y donde lleva a cabo un reportaje  que retrata la cultura y las tradiciones de esta región autónoma, además de los problemas sociales existentes.

Confirma que sus planes pasan ahora por acabar su proyecto en esta república exsoviética y conseguir un nivel básico de ruso aunque su mente de fotoperiodista no para y ya está pensando cómo abordar el siguiente reto profesional que muy probablemente sea embarcándose en Ucrania para cubrir algún tema en la guerra de Donbass, vigente seis años después.

Y destaca que en una época en la que las imágenes están inundando internet es muy importante la labor de los reporteros gráficos para marcar la diferencia y mostrar de la mejor forma posible las realidades que se viven a lo largo y ancho del mundo. «Creo que una imagen puede tener un poder increíble en algunas ocasiones y han cambiado ciertas cosas, aunque solo sea momentáneamente, de ahí la importancia del fotoperiodismo».