Un dinosaurio moderno

H.J.
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El enorme silo de Capiscol se inauguró en 1961, cuando todavía llegaban carros con bueyes a la ciudad. Varios de sus edificios aledaños están cedidos como almacenes

Cuando se construyó a comienzos de los años 60 era el inmueble más destacado del entorno y todavía le rodeaban huertas y campos de labranza. - Foto: Fede

El silo de Capiscol se inauguró en el año 1961, cuando a Burgos todavía no había llegado el Polo industrial y su consiguiente transformación del tejido económico local. Algunos labradores de la provincia todavía seguían llegando a la capital a bordo de carros tirados por bueyes, y por eso la playa de descarga se construyó con adoquines y se habilitó un abrevadero de animales. De aquello hace 60 años.

En su día fue un símbolo de modernidad y contaba con tecnología puntera, pero se fue quedando obsoleto hasta que en 2003 perdió su razón de ser y dejó de almacenar grano. Desde entonces solo quedan unas pocas dependencias en uso: hay almacenes de mobiliario retirado de otras oficinas, un espacio cedido a la ONG Amycos, persisten las oficinas del Instituto Tecnológico Agrario, unas dependencias también de almacén para Cruz Roja, unos talleres y la vivienda de un trabajador que atiende y vigila el conjunto.

En la parte más alta han funcionado durante años unas antenas de telefonía móvil, pero se retiraron hace unos meses. Y por fortuna el vandalismo que también padeció el edificio durante una época, incluido un susto en forma de incendio, se ha erradicado tapiando todas las entradas.

Su interior consiste en enormes tolvas de hormigón. La mayor parte del edificio está cegado y solo hay ventanas en las plantas superiores, a las que corresponde esta imagen.Su interior consiste en enormes tolvas de hormigón. La mayor parte del edificio está cegado y solo hay ventanas en las plantas superiores, a las que corresponde esta imagen. - Foto: Ángel Ayala

Aunque el funcionamiento diario del terreno recae en la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León, su futuro depende de la Consejería de Hacienda como gestora del patrimonio autonómico. Allí también reconocen que «no salen las cuentas» para promover urbanísticamente la parcela.

La situación de bloqueo del silo de la capital contrasta con otros almacenes de grano de la provincia, construidos en torno a la misma época aunque seguían siendo propiedad del Estado, y que han salido a la venta en los últimos meses. Sin ir más lejos, en octubre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación encontró un comprador para los silos de Pancorbo y Miranda de Ebro, por los que ingresará algo más de un millón de euros como resultado de una subasta. Eso sí, tuvo que rebajar sus pretensiones respecto a lo que había calculado en el año 2014, cuando el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) llegó a pedir más de 2,3 millones por el edificio, con 60 metros de altura y casi 4.000 metros cuadrados construidos.