Educar en la isla más olvidada de África

E. Margareto (Ical)
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La ONG Kivu Jambo, con ayuda de la Junta, abre el complejo educativo 'Esther Fonseca' en la isla de Idwji, uno de los lugares más pobres del mundo

Educar en la isla más olvidada de África - Foto: Eduardo Margareto ICAL

La isla Idwji, cercana a Goma en el este de la República Democrática del Congo, es un lugar de paz, un paraíso natural y un paisaje espectacular con una vegetación exuberante. Pero también es el tercer lugar más pobre del mundo, después de Calcuta y Manila. Son 40 kilómetros de tierra alejados de cualquier sitio que han servido en ocasiones de cementerio para los vivos que nadie quería y en otras de refugio para quienes huían de una muerte segura. Muchos de sus 150.000 vecinos llegaron allí huyendo del genocidio de Ruanda de 1994. La extrema pobreza era, a la vez, una condena en vida y su salvación para no acabar entre los muertos que, por cientos, yacen en el fondo del lago Kivu que la circunda. Sin embargo, en medio de este drama el esfuerzo de un grupo de burgaleses abre una luz de esperanza y de futuro. La ONG Kivu Jambo, con ayuda de la Junta ha abierto en el corazón de la isla una escuela que sirva de palanca para cambiar las cosas. La creación de este complejo educativo ha sido una prioridad para esta organización desde que conocieron Idwji y su historia. «Es una isla en la que antes llevaban a las mujeres violadas o con algún problema social y a los enfermos con mayor complejidad; era un exilio forzado, los apartaban allí porque es un lugar de difícil acceso porque está a unos 10 kilómetros de la costa de Goma», comenta Francisco Martínez, uno de los responsables de la ONG.

Han sido años de trabajo, de buscar recursos y de cambiar mentalidades. La propia construcción del centro ha sido una heroicidad, dado que en la isla salvo la vegetación, los animales y el agua no hay nada. Todos los materiales han sido transportados en barco desde Goma en un viaje de hasta 12 horas.

El complejo lo dirige una mujer. No es una elección cualquiera. Emily Ahadi Bukuye, que así se llama, debe ser un ejemplo para muchas niñas de la isla. «Queremos que sea un centro educativo con mayoría femenina porque históricamente la mujer en Congo no ha tenido la posibilidad de tener una educación –explica Francisco Martínez– porque desde muy pequeñas tenían que encargarse del cuidado de sus hermanos cuando sus padres salen a trabajar y, a veces, incluso compatibilizaban ambas labores, ir ellas mismas a trabajar y cuidar a los más pequeños».

Educar en la isla más olvidada de ÁfricaEducar en la isla más olvidada de África - Foto: Eduardo Margareto ICALEmily cree que el centro ya ha cambiado la isla de Idwji: «es la primera vez que tenemos una escuela privada, bien construida en comparación con las convencionales y es la mejor escuela de la región de Kivu Norte donde los niños están muy felices». De momento, este año el curso ha empezado en la fecha prevista y no han tenido sobresaltos ni contratiempos como el año pasado, cuando hubo de demorarse porque el contenedor que llegaba desde España con material cedido por distintos colegios de Burgos, fue secuestrado en las aduanas, y los responsables de la ONG tuvieron que pagar cantidades desorbitadas para poder liberar el cargamento. 

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La escuela lleva el nombre de Esther Fonseca, esposa fallecida del periodista y poeta afincado en Valladolid Jesús Fonseca, una persona clave en el desarrollo del proyecto. «Todo el equipo ha querido rendir homenaje a Esther que fue una enamorada de África», explica Francisco Martínez, quien agradece el apoyo y la financiación de empresas, instituciones, personas anónimas. Durante el acto de inauguración, Jesús Fonseca mostró su «enorme gratitud» y recordó la personalidad de su esposa, con quien compartió vida, experiencias y proyectos humanitarios en Senegal y Guinea Ecuatorial. «Esther amó a África; siempre dijo que en ningún sitio había sido tan feliz como aquí», recuerda emocionado.