Dice Javier Ajenjo que la maquinaria de Sonorama no descansa en los 365 días del año. Dentro de esa especie de carrera continua, el festival trabaja en estos momentos en dos tipos de evento: uno al uso y otro alternativo en función de las restricciones que pueda haber por la situación epidemiológica. Dos vías distintas, pero con un mismo camino: celebrar el festival en 2021.

«Lo afrontamos con esperanza, con un horizonte cada vez más claro por la vacuna», destaca el director del festival, confiando en contar con «más información a partir de primavera y poder reaccionar adecuadamente» tras meses de mucha incertidumbre.

Así las cosas, si resulta posible realizar un Sonorama «como los de siempre», quedarían algunas bandas por anunciar, especialmente un cabeza de cartel nacional. A ello se añadirían las habituales sorpresas. En caso de que fuera un evento más reducido, Ajenjo apunta que «habría que trasladar algunos grupos a 2022 o hacer un ciclo de verano». Por ahora, se han devuelto un 20% de entradas.

Respecto a las ayudas recibidas, el director de Sonorama Ribera recalca que genera un impacto de ocho millones de euros a nivel económico y otros 11 en el plano mediático y se muestra «muy agradecido»: «Era algo vital para poder continuar. Un festival con 3,5 millones de euros de presupuesto, tiene unos gastos aunque no se realice de un 10%. Es decir, son 350.000 euros que hay que cubrir sí o sí».