En el polígono Burgos-Este se activan cada jornada más de 1.200 empresas, desde grandes multinacionales de referencia en sus sectores y con una dilatada trayectoria hasta pequeñas pymes comerciales, talleres de todo tipo y espacios deportivos de nueva implantación. Es, junto a Villalonquéjar, uno de los corazones económicos de la ciudad consolidado por más de 60 años de trayectoria, generador de más de 18.000 empleos y con una amplísima oferta de servicios y producciones. Pese a ello, esta zona industrial de más de 3,5 millones de metros cuadrados de superficie bruta muestra varios espacios muertos, algunos muy deteriorados e incluso en estado ruinoso que empobrecen la imagen del resto de empresas y del conjunto de una capital industrial.
La asociación empresarial del polígono ha mostrado su preocupación por la pobre imagen que ofrece sobre todo su arteria principal, la N-1. En la misma, muy cercanos a emblemas industriales como Bridgestone o Cerámicas Gala existen dos puntos negros. Las naves de la vieja fábrica de Tobepal cumplen 20 años sin actividad en el kilómetro 243 y tanto su frontal como sus traseras (a la calle Fernando Dancausa) presentan un grave estado de deterioro con grafitis, cristales rotos, óxido, suciedad y malas hierbas.
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