Los atlantes o telamones y San Cristóbal

Juanjo Calzada
-

Los primeros representan al enemigo vencido o el triunfo de la Iglesia sobre el mal

Atlante en el cimborrio. - Foto: Alberto Rodrigo

Los atlantes

Atlantes o telamones y cariátides llegan en la Antigüedad Clásica a ser la imagen del enemigo vencido y esclavizado. Vitrubio en los Diez libros de arquitectura relaciona a los atlantes con los persas vencidos por los griegos en la batalla de Platea y a las cariátides como mujeres, esclavizadas también, por la traición de la ciudad griega de Caria al pasarse al lado de los persas. Ambos acontecimientos están dentro del contexto de las guerras médicas entre griegos y persas y quedarían inmortalizados en obras como el “Porticus pérsica” de Esparta, en relación con los atlantes, y el famoso pórtico de las Cariátides en el templo ateniense del Erecteión.

Ya he comentado en alguna ocasión cómo los mitos suelen hacer referencia a una realidad concreta. En este caso el tema del atlante está en relación con el mito de Atlas, un gigante que por haberse rebelado contra los dioses es hecho prisionero por Zeus y condenado a soportar eternamente la bóveda celeste. Sólo dejaría de aguantar su peso en el undécimo trabajo de Hércules, pues tendrá que coger las manzanas del jardín de las Hespérides mientras Hércules, en correspondencia por el favor, soportará el cosmos. Explicar ahora este mito excedería el espacio que tengo para este artículo.

A lo largo de la Edad Media, en periodos como el románico, es frecuente ver la imagen del atlante sosteniendo el peso de un edificio religioso, de un púlpito, una pila bautismal, etc. Algunas figuras toman como punto de apoyo directamente la cabeza, otras sujetan con las manos y otras reciben el peso en cuclillas.

Capilla del Condestable: atlante.Capilla del Condestable: atlante. - Foto: Alberto RodrigoDado que el atlante representa al enemigo vencido muchas veces simboliza el triunfo de la iglesia sobre el mal que, a lo largo de la Edad Media en la Península Ibérica, en plena reconquista, es el infiel musulmán. En su condición de prisionero puede aparecer incluso con grilletes en muñecas y tobillos.

Los ejemplos de atlantes de los que disponemos en nuestra catedral datan del renacimiento del siglo XVI, una época en la que está muy presente la Antigüedad Clásica. Si el tema de los atlantes o telamones tiene representaciones un tanto vagas y ambiguas en la Edad Media, en el siglo XVI alcanzará su apogeo.

l  Capilla del Condestable 

En esta idea anteriormente señalada del triunfo del bien sobre el mal a la entrada de la capilla tenemos la representación de unos “salvajes” que hacen la función de atlantes o telamones, quienes con sus manos parecen querer soportar un gran peso. Por encima, la representación de la Natividad puede interpretarse como el triunfo de nuestra iglesia que se impone al mal, representado por los salvajes.

l  Cimborrio 

San Cristóbal.San Cristóbal. - Foto: Alberto RodrigoJuan de Vallejo, perfecto conocedor del tratado de Vitrubio, al que antes he aludido, nos deja unos atlantes claramente inspirados en la edición vitrubiana, soportando el peso sobre sus cabezas y ayudándose también de las manos. En este caso soportan la bóveda celeste, esa estrella llena de luz que es símbolo del cielo presidido por la divinidad.

l  Retablos renacentistas 

Tenemos también en algunos retablos figuras que hacen la función de atlantes como si soportaran el peso de estos. Sirvan como ejemplos dos retablos renacentistas del siglo XVI, concretamente el retablo mayor de la capilla del Condestable y el de la capilla de San Jerónimo en el claustro.

l  Capilla de Santa Tecla 

Finalmente, la cúpula de la capilla de Santa Tecla, del siglo XVIII, símbolo del cielo gobernado por Cristo, quien en las pechinas está acompañado por los evangelistas, es soportada por atlantes o telamones.

San Cristóbal

l  El atlante 

Se concibe como el Atlas cristiano pues la iconografía nos lo muestra transportando con gran esfuerzo sobre su hombro al Niño Dios. Se dice de él que era un hombre de gran fortaleza física, dispuesto a ponerla al servicio del rey más importante. Sirviendo al rey cananeo le termina dejando al ver que teme al diablo y sirviendo a este, también lo termina abandonando al ver que teme a Jesús, terminando Cristóbal por ir en busca de este último.

Aconsejado por un ermitaño se dedicó a servir a los hombres ayudándoles a cruzar un río, hasta que un día a quien ayudó fue a Jesús. Se dice que le pesaba tanto que tuvo que ayudarse de un tronco de árbol, reconociéndole enseguida como el rey más importante.

Los precedentes de la iconografía de san Cristóbal no sólo los tenemos en la imagen de Atlas soportando la bóveda celeste, sino también en imágenes de la Antigüedad Clásica como Hércules transportando al niño Eros o Hermes haciendo lo propio con el niño Dionisios.

San Cristóbal era patrón de los viajeros y peregrinos, por lo que estos al comenzar el día se ponían bajo su protección en la seguridad de que no les iba a ocurrir ninguna desgracia. Fue típico de la Edad Media colocar imágenes de él bien visibles en una de las puertas de la muralla o en el crucero de las iglesias.

En el 2005 se descubrió en el crucero de la catedral una pintura mural al temple, fechada a mediados del siglo XIV, de san Cristóbal, de ocho metros de altura. Curiosamente en el mismo lugar en donde ha aparecido la pintura se colocó en el siglo XVII un lienzo de san Cristóbal pintado por Pedro Reoyo. Se nos muestra a san Cristóbal a punto ya de alcanzar con el Niño la otra orilla del río, ayudándose de una especie de bastón, apareciendo al fondo la imagen de la catedral. A pesar de que el Concilio de Trento restó mucha importancia a este santo, dado que muchos historiadores ponen en duda su existencia real, en nuestra pintura, datada en 1677, se pone de manifiesto que el culto a este santo siguió vigente.

Contamos con una nueva imagen de san Cristóbal en el retablo de San Pedro de la capilla del Condestable, de ejecución un poco anterior al Concilio de Trento, mas también aparece en la decoración de los fustes de las columnas del retablo mayor de la catedral, también del siglo XVI, pero posterior al Concilio de Trento.

l  El psicopompo

San Cristóbal es también considerado como un santo psicopompo, es decir, conductor de almas. Una vez más los precedentes están en las antiguas civilizaciones, relacionándosele con el dios egipcio Anubis y con Hermes/Mercurio. Resulta llamativo que Anubis es representado en el Antiguo Egipto con cabeza de perro o de chacal, el mismo tipo de iconografía que se usó para san Cristóbal en Oriente.

Vemos, pues, cómo en la iconografía de san Cristóbal hay constantes referencias a la Antigüedad. Aparte de las ya indicadas, podríamos hacer referencia a la barca de Caronte en la que se llevaban los difuntos al Hades o mundo de los muertos. Algunos historiadores dicen que el cruce del río simboliza el paso de la vida a la muerte, de suerte que san Cristóbal sería el nuevo Caronte, convirtiéndose en patrón de los barqueros.

Fuentes: artículos de María Dolores García Cuadrado, Santiago Manzarbeitia Valle e Isabel Ruiz de la Peña González. Así mismo Luciana Müller en El ornamento icónico y la arquitectura 1400-1600; Inés Monteira Arias en El enemigo imaginado; René Jesús Payo y José Matesanz en El cimborrio de la catedral de Burgos: historia, imagen y símbolo.