Victoria Lafora

Victoria Lafora


La gran contradicción

30/12/2021

Estamos todos muy cabreados por las limitaciones a las cenas familiares de Navidad, no queremos que se cierre el ocio nocturno ni que se limite el aforo en bares y restaurantes y... qué decir de que los niños no puedan volver al colegio en enero. Pero no protestamos por la rescisión de contratos a los sanitarios, esos a quienes aplaudíamos a rabiar desde los balcones del confinamiento, esos a los que han suspendido vacaciones porque, contagiados muchos de ellos por los pacientes, se ven otra vez superados.

Por descontado que la culpa es del Gobierno que ha decidido (no sabemos con qué criterio científico, porque nunca ha dicho quienes forman parte de los asesores de Moncloa en la materia) que este virus es muy contagioso pero menos grave. Y que como vino, se irá. Con la misma rapidez.

Pero, señalado el culpable, cabe preguntarse si las Comunidades Autónomas, que van cada una por su lado, y que reclaman insistentemente a Sánchez coordinación, admitirían órdenes del Gobierno qué rozaran, solo rozaran, sus competencias sanitarias. Y en Moncloa, que contemplaron estupefactos la arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, al grito de "viva la libertad, fuera las restricciones" han decidido copiar la fórmula y minimizar los riesgos.

Sánchez y su equipo han optado por la consigna de hacer un relato triunfal de los niveles de vacunación como si cada uno de los Ministros y él mismo hubieran administrado los viales en los brazos de los españoles.

Pero los datos, que son tesoneros, proclaman que Madrid, con 16.327 fallecidos por Covid hasta el pasado trece de diciembre, es la región de España con la mayor tasa de mortalidad y eso que cuenta con los hospitales más punteros. Y según los datos de Instituto Nacional de Estadística, que registra un cincuenta y ocho por ciento más de muertos que los notificados por Sanidad, en el año 2020 hubo 492.930 defunciones, la cifra más alta desde la posguerra.

Los ciudadanos cabreados, hartos de restricciones, queremos soluciones pero, eso sí, que no afecten a la movilidad, a salir donde y cuando queramos. Lo que traducido quiere decir: exigir una cosa y su contraria.

Vienen semanas de contagios masivos y, a lo mejor, terminados los festejos navideños, sería el momento de reclamar que una parte de los cuantiosos fondos europeos se invierta en defender el modelo de Sanidad Pública e incrementar las plantillas de sanitarios castigados especialmente por la crisis económica. Esa sí que es una buena razón para salir a la calle.