Plantas que operan con sustancias peligrosas en Burgos

G. Arce
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En la provincia hay siete planes de emergencia activos -dos de ellos en la capital- a los que se suman los de cuatro empresas de Álava que tienen incidencia en parte de nuestro territorio

El complejo industrial de CLHen el barrio de Cortes dispone de 107.000 metros cúbicos de depósitos para el almacenamiento de carburantes. - Foto: Alberto Rodrigo

La catástrofe del puerto de Beirut, con más de 180 muertos, 6.000 heridos y pérdidas valoradas en 15.000 millones de dólares, ha puesto en evidencia los riesgos inherentes a la producción, almacenamiento, manipulación y transformación de grandes cantidades de sustancias peligrosas, riesgos con los que opera con normalidad la industria local, donde hay activos 7 planes de emergencia (externos e internos) a los que hay que sumar los de cuatro empresas ubicadas en Álava cuyos operativos en caso de accidente también implicarían a parte del territorio de la provincia.

De entrada, en Burgos no se almacenan ni manipulan 2.750 toneladas de nitrato de amonio como las que explotaron en el puerto de Beirut, generando una honda expansiva que dejó a cerca de 300.000 personas sin hogar, pero sí hay instalaciones fabriles activas con grandes depósitos de carburantes, gases, ácidos y otro tipo de sustancias químicas que, en el caso de accidente, pueden producir daños sobre las personas, los bienes y el medio ambiente. Hasta la fecha, estas instalaciones -claves para el desarrollo de una economía como la burgalesa- son ejemplares en materia de seguridad y accidentes laborales. 

El sector químico y el energético son los protagonistas de los planes de emergencia activos, supervisados por Protección Civil y que exigen, dependiendo de su importancia, la aplicación de estrictas medidas de seguridad, de inspecciones y del desarrollo periódico de simulacros de emergencias con la colaboración de los Bomberos, Policía Local y Protección Civil. 

En concreto, según informa este último organismo, en Burgos hay tres empresas que disponen de un Plan de Emergencia Exterior (PEE), diez en el conjunto de Castilla y León. Son, concretamente, la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), con planta en Cortes y homologado en el año 2013, y el fabricante de metionina Adisseo, en el polígono de Villalonquéjar, con fecha de 2009. A ellos hay que sumar Montefibre Hispania (aprobado en 2009), que produce fibra de carbono en su planta de Miranda de Ebro.

Los PEE, explican desde Protección Civil, se diseñan para «prevenir, y en su caso mitigar, las consecuencias de los posibles accidentes graves previamente analizados, clasificados y evaluados, en el que se establezcan las medidas de protección, los recursos humanos y materiales necesarios y el esquema de coordinación de las autoridades, órganos y servicios llamados a intervenir».

A este respecto, hay cuatro empresas ubicadas en Álava cuyos PEE exterior pueden llegar a afectar a Burgos. Son, en concreto, los de General Química, Hexion Specialty Chemicals Ibérica y Dekrita, ubicadas en Lantarón;y las instalaciones de CLH en Rivabellosa.

Asimismo, la fábrica de explosivos de Maxam en el páramo de Masa (Quintanilla-Sobresierra) está exenta de la realización de un PEE,pero sí está afectada por las medidas especiales establecidas en la reglamentación de explosivos.

Internos. Las empresas burgalesas antes mencionadas son también establecimientos afectados por la directiva europea Seveso, lo que obliga a planes de emergencia internos. A este respecto, en Burgos hay cuatro instalaciones más con este tipo de obligaciones a fecha de hoy: Compañía Químico Industrial Española (Coquinesa), ubicada en Villalonquéjar y dedicada a la distribución de sustancias químicas para uso industrial, alimentación y metalurgia;los almacenes de gas de Nedgia Castilla y León en Medina de Pomar y Villarcayo; y el fabricante de materiales plásticos de Miranda Polynt Composites Spain.

El Geoportal de Protección Civil también advierte sobre los riesgos del transporte de mercancías peligrosas por carretera, lo que implica a las principales vías que cruzan la provincia. Así, se advierte de un riesgo alto en los trazados de la antigua autopista AP-1, la autovía A-1 y la de Valladolid (A-62). El riesgo es calificado de ‘medio’ en la N-122 (Soria-Tudela de Duero) y la  A-231 (Villalbilla-Osorno). 

El tráfico de estos productos también transcurre por la N-627 (Carretera de Aguilar), así como la BU-30, la circunvalación que desvió este tráfico de riesgo del centro de la capital burgalesa.