La entidad que preside Ana Botín, el Banco Santander, registró en la primera mitad del año unas pérdidas atribuidas de 10.798 millones de euros tras deteriorar fondos de comercio de el Reino Unido, EEUU, Polonia y Consumer por 10.100 millones y cargar 2.500 millones por activos fiscales, al empeorar el escenario económico por la COVID-19.
El consejero delegado, José Antonio Álvarez, explicó que esta actualización se hace todos los años pero que en esta ocasión, a causa de la pandemia se ha adelantado. Además han hecho una provisión de fondos de más de 7.000 millones de euros para hacer frente a los efectos de la crisis económica.
No obstante, aseguraron desde la compañía que esa actualización del fondo de comercio «no tiene efecto en caja ni impacto en la liquidez, el riesgo de crédito ni el capital CET1», por lo que el beneficio ordinario fue de 1.908 millones de euros, un 48% menos que en el mismo período del año anterior debido a esa provisión extraordinaria.
Para Álvarez es «un buen resultado ordinario» gracias al comportamiento de los ingresos de clientes, una reducción de costes por encima de lo esperado, una sólida calidad crediticia y la generación orgánica de capital. De este modo, y aunque para final de año «contablemente habrá pérdidas», se mostró convencido de poder generar más de 2.000 millones de beneficio en la segunda mitad del año.
El margen de intereses y los ingresos de clientes se mantuvieron «estables», en 16.202 y 21.338 millones de euros respectivamente. Esto y el control de costes permitieron aumentar un 2% el margen neto, hasta los 11.865 millones de euros. De hecho, el plan de reducción de costes «va más rápido de lo previsto» ya que Europa logró más de 300 millones de ahorros en el primer semestre, es decir, un 75% de su objetivo para todo el 2020.
Además, el 47% de las ventas totales ya se han hecho por medios online (un 36% en 2019), lo que indica el progreso de la transformación tecnológica. El Santander, al finalizar junio, tenía ya 40 millones de clientes puramente digitales.
Accionistas
Con estos resultados, y gracias a la fortaleza de capital y la buena evolución del negocio ordinario del banco, el Consejo de Administración avanzó que propondrá a la Junta de Accionistas el pago de un dividendo correspondiente a 2019 en scrip (pagadero en nuevas acciones) equivalente a 0,10 euros por título que se pagaría este año. El Consejo también tiene la intención de aplicar una política de dividendo 100% en efectivo tan pronto como las condiciones de mercado se normalicen, sujeto a la recomendación y las aprobaciones regulatorias, para lo que se han reservado 6 puntos básicos de capital CET1 para realizarlo con cargo al ejercicio 2020.
En este sentido, el consejero delegado deseó que el Banco Central Europeo (BCE) haga una discriminación a la hora de recomendar no repartir dividendos «en función de la situación de las entidades y la capacidad de generar resultados que tengan», y añadió que «esto no puede ser café para todos».