La enorme demanda de semiconductores o microchips están poniendo al mercado del automóvil en jaque. El ensamblaje de los coches requiere de varias piezas de este tipo dentro de la cadena de montaje, y ante su falta, algunos fabricantes no han tenido otro remedio que paralizar puntualmente sus cadenas. El último caso ha sido en la factoría alemana de Ford, situada en Saarlouis, que al igual que la española de Almussafes o las de Colonia oRumanía han tenido que reducir su producción e incluso suspender el turno de noche. Ello ha derivado en que sus proveedores, como lo es la multinacional burgalesa GrupoAntolín, hayan llamado a los representantes de los trabajadores a consulta para plantearles cerrar unERTEque palie los efectos del parón alemán y proteja a sus empleados.

En total la compañía ha comunicado que sean hasta 100 los trabajadores que se incluyan dentro delExpediente de RegulaciónTemporal de Empleo, con un máximo de 40 días hasta el próximo 31 de diciembre.De este modo la multinacional burgalesa suscribiría junto a los sindicatos su tercer ERTE tras los pactados previamente enPlasbur, con 150 empleados, y enEurotrim, con dos centenares. «Se aplicará para adaptarnos a la producción de los clientes y la situación del mercado. El ERTE se pondrá en marcha para la plantilla y la actividad necesaria que de pie a ajustarnos a la producción», explican fuentes de la compañía, que recuerdan que GrupoAntolín «forma parte de una cadena de suministro, por lo que tiene que alinear su actividad con la de sus clientes».

(Más infromación, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)