Tras una segunda Encuesta de Población Activa desastrosa con motivo de los efectos más lesivos del estado de alarma y confinamiento de la población, el verano ha servido a la economía y mercado laboral burgalés para remontar algo su delicada situación. El Instituto Nacional de Estadística (INE) corroboró ayer de nuevo la buena tendencia de la provincia, que entre junio y septiembre aumentó el número de ocupados hasta las 151.500 personas, 9.800 más que tres meses atrás. Este dato confirma la recuperación de los cientos de puestos de trabajo que se destruyeron -o entraron en un ERTE- durante el periodo más crudo de pandemia, aunque aún distan de los 155.200 que había a 30 de septiembre de 2019. A nivel regional en Castilla y León los ocupados crecieron en 43.800 hasta los 970.900 mientras que en el conjunto del territorio nacional se incrementaron en 569.600 personas hasta los 19,1 millones.

Los servicios y la industria se han confirmado como los dos sectores en los que se ha apoyado la economía para absorber el golpe provocado por la covid-19. En el segundo los ocupados pasan de 40.600 a 41.000 y superan incluso a los registrados hace un año.«Tenemos un potencial industrial que pivota de manera muy importante sobre el empleo y que permite absorber mejor los efectos de la pandemia», apunta Ángel Citores, secretario provincial de CCOO. En una línea muy similar apunta su homólogo en UGT, Pablo Dionisio Fraile, que pone en valor el papel de este sector y su capacidad de salir adelante de manera «tan positiva». Otro de los pilares que ha ayudado a la reactivación es servicios: de los 82.300 ocupados con los que arrancaron el verano han pasado a 92.600, un aumento de 10.300 que los deja a las puertas de los 94.600 de hace un año. La agricultura ha perdido 600 empleos (son actualmente 7.200) mientras que entre la construcción caen en 500 hasta los 10.600.

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