A mediados de abril, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, planteó un escenario sin bares y restaurantes abiertos hasta finales de año. Luego llegó el anunció del proceso de desescalada, que permitía la reapertura en una primera fase, que comienza el 11 de abril, con un 50% del aforo de sus terrazas (inicialmente era el 30%), que calificaron de «inviable» y que llevaría a la mayoría de los establecimientos a no poder levantar sus persianas. Sin embargo, las últimas declaraciones del vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, respecto a una salida de la crisis por zonas básicas de salud, que no abarca toda la provincia ni la capital, han creado una «mayor confusión y malestar».

«Llega un momento en que tanta información o desinformación crispa más el ambiente y genera una tensión extra, cuando lo que hace falta es relajar la crispación», subraya el presidente de la Federación de Hostelería, Fernando de la Varga, quien a tenor de las manifestaciones del representante regional cree que Burgos no llegará el lunes a esa primera fase. «Todo apunta a que no pasará, pero tampoco lo tenemos claro porque no sabemos si la desescalada se hará por provincias, por regiones o los criterios a tener en cuenta», añade.

La patronal ha remitido a sus asociados una información interna en la que expresa esas dudas y asegura que «esto perjudica de nuevo las expectativas de recuperación del sector». De igual forma, asegura que «ante esta nueva situación, la posibilidad de reapertura de los negocios a través de las terrazas se ve comprometida», a lo que añade que esto «influye no solo a corto plazo, ya que sumar retrasos también supone que se prolongue el paso de reactivación».

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