La plantilla de ayuda a domicilio, con deudas y sin material

P.C.P.
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Trabajadoras de Belorado y Pradoluengo denuncian que se tienen que coser las batas de la empresa anterior porque la actual solo les ha facilitado una y ningún curso de formación

Un grupo de trabajadoras de las zonas de Pradoluengo y Belorado, en la Plaza Mayor de esta localidad. - Foto: Luis López Araico

Con el contrato actual en prórroga y el nuevo pliego a licitación, se acumulan las quejas contra la concesionaria del servicio de ayuda a domicilio de la Diputación Provincial, Sacyr Social. Trabajadoras de las zonas de Belorado y Pradoluengo denuncian que, ni siquiera en esta segunda ola la empresa les ha facilitado más batas, pese al requerimiento de utilizar una en cada domicilio al que acuden, y que se tienen que coser las que hace años les facilitó la anterior empresa o utilizar material de las prácticas universitarias de hijos o familiares para poder protegerse.

Este periódico ha podido saber que Sacyr Social ha abonado algunas deudas que mantenía con empleadas por el kilometraje, tras las primeras quejas públicas de empleadas de la zona de Hacinas, Salas de los Infantes, Quintanar de la Sierra, Melgar de Fernamental y Villadiego. No obstante, acumula reclamaciones por este y otros conceptos no pagados, y suma otras nuevas. La plantilla tiene miedo de perder lo que le corresponde si el concurso actual se resuelve a favor de otra empresa, por lo que quiere que la actual liquide todas sus deudas cuanto antes.

También hay otras quejas, como la de una mujer que lleva 11 años en plantilla y que desde agosto trabaja 5 horas diarias y cobra solo dos. El resto van supuestamente a l abolsa de horas, que ya acumula 130. «Y que no sé cómo y cuándo voy a cobrar» se lamenta, con la sensación de que cada año que pasa «el sueldo es más bajo» y la «impotencia» que le genera. Hace al menos un mes que formuló la reclamación y al no tener contestación, ha acudido a los representantes sindicales. «Siempre se equivocan a favor de ellos», se lamenta, para añadir que ha tenido que dejar la nómina en manos de sus hijos porque ella se declara incapaz de interpretarla.

Cunde el desánimo no solo por impagos y falta de material y formación, también por la falta de reconocimiento. «Solo nos lo agradecen los usuarios», sostienen, mientras se sienten maltratadas por su empleador y ninguneadas por la Diputación.«Es un trabajo precario pero esencial. Y ¿cuándo nos lo han reconocido? Limpiaculos es lo que nos llaman», afirma otra de las empleadas, que no quieren dar nombres aunque sí acceden a fotografiarse.

Apoyo del alcalde de Pradoluengo y del PSOE. El alcalde de Pradoluengo, Antonio Araúzo, se ha comprometido con las trabajadoras a apoyar sus reclamaciones. No es el primer regidor que lo hace; el de Melgar de Fernamental, José Antonio del Olmo, que se fotografió con un grupo de empleadas para escenificarlo.

Mientras, el diputado socialista Ignacio Grajal preguntó en el último pleno al presidente de la Diputación qué ha hecho la institución para garantizar que los 1.800 usuarios y las 350 trabajadoras presten el servicio en las mejores condiciones. Considera el PSOE que aunque se trata de una relación empresa-plantilla, sí hay aspectos que conciernen a la administración provincial, como por ejemplo que se estén «escatimando» medios de protección  o que las trabajadoras no hallan recibido formación sobre cómo desarrollar su trabajo en «estos tiempos de pandemia».

Rico se comprometió a dar una respuesta y también a interesarse por el destino de la carta de una trabajadora que no ha sido contestada.