El 60% de las empresas locales no tiene que fichar

G. Arce
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Son todas aquellas que no tienen asalariados, cuyo número no ha dejado de crecer desde el fin de la crisis y alcanza el récord histórico de 14.778

El 60% de las empresas locales no tiene que fichar - Foto: Jesús J. Matías

La implantación hace una semana del control horario de jornada ha puesto de manifiesto las dimensiones en las que se mueve la economía burgalesa. De entrada, 6 de cada 10 empresas no están obligadas a instalar medidas para que fiche la plantilla por una sencilla razón:carecen de asalariados. Son 14.778, según el Directorio Central de Empresas (Dirce) del Instituto Nacional de Estadística (INE), y supone el censo más alto de la serie histórica de este informe. Es más, su número no ha dejado de crecer en los últimos veinte años, especialmente tras la salida de la crisis a partir de 2014.

La realidad es que Burgos cuenta hoy con más empresas que nunca (26.031, en datos de 2018), lo que puede interpretarse como una noticia positiva. Pero en la economía local cada vez pesan más los autónomos de toda condición y precariedad y quedan ya muy lejos los tiempos de las grandes plantillas, las que pasaban por el control horario cada inicio de jornada antes de que lo obligase una ley como ahora.

Hoy solo sobreviven en la provincia 31 compañías con más de 200 empleados (3 de ellas superando el millar) frente a las 40 que había operativas en 2008. En el camino se han quedado las grandes constructoras, las cajas de ahorros e incluso algunas industrias punteras en su día que sucumbieron a la crisis o a las deslocalizaciones. Despidos, prejubilaciones y EREse han encargado de ir limando plantillas al mínimo, recortando gastos de personal y transformando el mercado laboral provincial para siempre.

Si hace diez años se hubiese implantado por ley el control horario, en Burgos habría más empresas obligadas a establecer sistemas de fichaje que las que están exentas por falta de personal, todo lo contrario a lo que ocurre hoy.

 

CENSO

En la última década, marcada por la debacle económica, se han ganado 1.372 empresas unipersonales (200 en el último año), pero en el mismo periodo la sangría de sociedades con asalariados ha sido muy importante: se han perdido 849 micropymes, entendiendo como tal las empresas con menos de diez trabajadores; las pymes (de entre 10 y 49 empleados) han reducido su número en 335 sociedades y las medianas empresas (de entre 50 y 249 empleados) han visto desaparecer a 37 sociedades en una década.

El censo del Dircese rige solo por el número de trabajadores asalariados, es decir, hay empresas que han ido descendiendo del escalafón estadístico de tamaños a medida que iban menguando sus empleados en nómina. Pese a ello, muchas siguen operativas e incluso han visto remontar su plantilla en los últimos cuatro años y el Dirce indica que estamos en el tope histórico de sociedades activas y con tendencia a seguir creciendo.

 

CRISIS

Los expertos consultados achacan la mengua en el tamaño de las empresas en Burgos a varios factores. En el lado positivo, destacan que cada vez son más los nuevos emprendedores que se lanzan en solitario al mercado para impulsar su idea de negocio. Asimismo,  el sector servicios gana cada vez más peso en la economía local, y eso no solo supone más bares sino también más servicios profesionales cualificados, especialmente en el ámbito digital, tecnológico y de atención a la persona.

Los sindicatos coinciden en que cada vez hay más empresas que pueden operar con una sola persona, pues cada vez son más numerosas las subcontrataciones de una determinada parcela de actividad especializada. La economía actual permite desintegrar la unidad productiva de una compañía sin que esta pierda capacidad de crecimiento y competitividad.

No obstante, apunta Ángel Citores, secretario provincial de CCOO, detrás de muchas empresas unipersonales no solo hay profesionales cualificados, también hay sociedades sin facturación alguna o que esconden un «descarado» fraude a la contratación. «Esconden falsos autónomos o colaboradores cuyo nivel de ingresos es ridículo», algo que no refleja la estadística.

La dinámica es la misma que funcionó y funciona en el sector de la construcción, donde todos los oficios se externalizan a través de profesionales autónomos. Ahora, existe el agravante de todas las actividades de reparto y logística a domicilio, que se nutren de colaboradores que no son otra cosa que empleo precario, un ámbito en el que los sindicatos no paran de denunciar irregularidades.

En este sentido, insisten en la modificación del Estatuto de los Trabajadores, para evitar que la cadena de contratación y subcontratación se convierta en una trituradora de empresas y de empleos.