Una quincena de pacientes se ha beneficiado ya del PET-TAC

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Desde el 19 de abril varios profesionales se forman en el manejo de este equipo mientras atienden a enfermos. Es una herramienta tecnológica que mejorará el diagnóstico de cáncer, alzhéimer o infarto y localizará tumores de origen desconocido

La máquina está ubicada en el nivel -3 del bloque B del HUBU. - Foto: HUBU

Es el equipamiento estrella del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) desde hace varias semanas. El pasado 19 de abril el denominado PET-TAC, una herramienta digital que va a mejorar extraordinariamente el diagnóstico por imagen de enfermedades graves y muy prevalentes, se puso en marcha y ha sido utilizado ya por una quincena de pacientes a la vez que varios profesionales del hospital se formaban en su manejo. El nombre del nuevo aparato hace referencia a las siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones (PET) y a las de tomografía axial computerizada (TAC). La primera es un  tipo de estudio por imágenes en el que se utiliza una sustancia radiactiva llamada marcador (un radiofármaco administrado a través de una inyección intravenosa) para buscar una patología en el cuerpo. La segunda consiste en una prueba radiológica que se centra en la morfología anatómica y permite valorar dónde se encuentra una lesión y conocer su tamaño.

A través de estos dos sistemas, los servicios de Radiofísica y de Medicina Nuclear del hospital burgalés prevén diagnosticar a unas cinco mil personas al año de diferentes patologías, muchas de ellas, burgalesas que no tendrán que desplazarse hasta Salamanca para utilizar este servicio como ocurría hasta ahora, y otras, de diferentes provincias, ya que es el segundo que se instala en Castilla y León después del de la capital charra. Otras especialidades también implicadas serán Radiodiagnóstico, Cardiología, Oncología Radioterápica y Oncología Médica. 

El PET-TAC resulta de altísima utilidad no solo para el diagnóstico precoz y el seguimiento de cánceres de distintas características sino que tiene otros usos como la localización de infecciones y tumores de origen desconocido y la detección temprana de enfermedades muy prevalentes en la actualidad, de tipo neurológico (como el alzhéimer) o cardíacas (infartos), tal y como explicaba a este periódico el pasado mes de agosto el jefe del servicio de Medicina Nuclear, Juan José Duque. 

Este profesional ponía el acento, además, en la trascendencia de contar con este instrumento médico para ubicar tumores de origen desconocido, es decir, casos en los que hay indicios de que existe un cáncer pero no se encuentra ni por TAC ni a través de una resonancia magnética. Con esta tecnología, que, además, tiene mayor calidad de imagen y disminuye los tiempos de exposición de los pacientes a la radiación «en el momento en que el tumor manifieste un aumento del consumo de glucosa será localizado y tratado convenientemente», afirmaba, con lo que se ganará tiempo y, en muchos casos, altas posibilidades de remisión y curación.

El PET-TAC, cuya inauguración está prevista para este mes de mayo, se ha ubicado en el nivel -3 del bloque B del HUBU, en un espacio 360,54 metros cuadrados. La obra ha durado cuatro meses y en ella han estado implicados 50 profesionales y 15 empresas proveedoras, varias de ellas, burgalesas. Para su puesta en marcha ha contado con el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear en cuanto a los aislamientos y protecciones necesarias ya que se trata de un espacio sometido a radiación. El modelo elegido es el Biograph Vision 600 Edge de la casa Siemmens, «el más moderno de la comunidad autónoma y el segundo en España». Se ha buscado, además, humanizar el espacio al máximo, por lo que el PET de Burgos es el único que dispone de luz natural y vistas a un jardín vertical para hacer la estancia menos estresante a los pacientes. Además de la sala en la que está el aparato, cuenta con una sala de control, dos de espera, una consulta, tres aseos, tres despachos médicos, cinco boxes, vestuarios y un área de radiofarmacia.

El coste del PET-TAC, sumado al de la obra y el mobiliario, asciende a 4 millones de euros que, de momento, van a ser abonados por la empresa concesionaria que hace ya varios meses interpuso un contencioso a la Junta porque entiende que no debe hacerse cargo del pago porque es una nueva obra que no aparecía ni en el plan original ni en el modificado que se acordaron con Sacyl en el contrato.