La era del estancamiento en Burgos

H. JIMÉNEZ
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La segunda decena del siglo XXI acaba sin grandes infraestructuras nuevas para Burgos, con la economía peleando por sostenerse entre dos crisis y menos población que en 2010. Solo el turismo había dado un salto cualitativo… hasta que llegó el virus

La era del estancamiento en Burgos

Ahora ya sí, sin miedo a equivocarse o a toparse con la eterna discusión de cuándo empieza y acaba una década, podemos decir que hemos pasado página. Iniciamos un nuevo conteo que se presta como cada año a hacer balance, pero en esta ocasión lo merece aún más por el simbolismo que conlleva el cambio de calendario. En la provincia de Burgos, sin embargo, no ha habido posibilidad de celebrar demasiadas cosas. Ha sido más bien una década de estancamiento en términos globales.

Cada localidad habrá tenido sus logros y sus fracasos. La capital, por ejemplo, ha visto inaugurar dotaciones tan importantes como el Fórum Evolución, el Coliseum que sustituye a la vieja plaza de toros o el bulevar que ha convertido en una avenida lo que antes eran vías del ferrocarril. También el conjunto de la provincia disfruta desde 2012 de la mejora que supuso el traslado del viejo Hospital General Yagüe al Hospital Universitario, pero aquí hablamos de los números macro en cuestiones demográficas y económicas, los que pueden revelar si el conjunto del territorio está progresando mucho o poco.

PRODUCTO INTERIOR BRUTO: TÍMIDO CRECIMIENTO
Y la conclusión es que la última década ha estado marcada por la salida de la crisis económica de 2008, de la que costó mucho recuperarse y cuyo recuerdo ha vuelto a avivarse con el mazado provocado por la pandemia del coronavirus. A la espera de cuáles sean sus consecuencias a corto y medio plazo, antes de que la covid llegase el Producto Interior Bruto a precios de mercado en el año 2008 (último dato que ofrece el Ministerio de Economía) reflejaba un tímido crecimiento de apenas el 6% respecto a diez años atrás. Nada que ver con el salto experimentado en el arranque del siglo, cuando España iba como un tiro. Al menos aparentemente.

El tramo de la A-73 en el límite con Palencia sigue en construcción pese a que debía estar listo en verano de 2019. El tramo de la A-73 en el límite con Palencia sigue en construcción pese a que debía estar listo en verano de 2019. - Foto: Jesús J. Matías

INFRAESTRUCTURAS: AUTOVÍAS DORMIDAS Y AVE ETERNO
La ralentización económica se ha notado también, y mucho, en las grandes infraestructuras que han vivido un parón notable. Si entre 2000 y 2010 la provincia estrenó la autovía a León o el aeropuerto y la capital pudo celebrar el desvío de los trenes, entre 2010 y 2020 los burgaleses solo han visto estrenarse 10 kilómetros de la A-73 (el arranque de la autovía hacia Aguilar) y 14 de la A-11, estos últimos correspondientes a la variante de Aranda, además de completar la ronda de la ciudad de Burgos. Se ha liberado la autopista AP-1, cierto, pero eso no puede contar como nuevos kilómetros de vía rápida sino que simplemente ha pasado a ser gratuita.

La línea de alta velocidad sigue sin tener fecha de inauguración pese a que lleva un par de años teóricamente a punto de conseguirlo y a la presa de Castrovido también le falta el empujón final tras sus faraónicas y escurialenses obras. De la continuación del AVE hacia Vitoria es probable que podamos volver a hablar en el balance de 2030 dentro del apartado de obras sin terminar.

Llama la atención el enorme crecimiento de la inversión pública por parte de la Junta de Castilla y León, que ha pasado de los 226,5 millones en 2010 a los 1.014 previstos para los presupuestos del próximo año, entre otros factores por el efecto contable al meter la partida anual destinada al canon del HUBU, aunque algo menos de 100 millones de ese millar podrían considerarse como inversión real. Por su parte, el Estado mantiene una tendencia descendente desde el parón de las autovías y la finalización de grueso del tendido del AVE, mientras el Ayuntamiento casi calca las cuentas que manejaba en 2010.

DEMOGRAFÍA: LOS EXTRANJEROS SE MARCHARON
Y todo ello para una población que ha ido menguando. Hace solo unos días conocimos el dato definitivo del 1 de enero de 2020 (el INE trabaja con calma) y en él se apuntaba la primera recuperación demográfica en varios años gracias a que ha vuelto a crecer el número de extranjeros. Pero la comparativa con la situación hace 10 años ofrece un mal dato, pues se han perdido casi 20.000 habitantes en el conjunto de la provincia y casi 3.000 en la capital.

Además del envejecimiento demográfico que asola a todo el territorio de Castilla y León, con la mezcla explosiva entre un número de nacimientos inferior al de defunciones y el éxodo constante de la juventud, la pérdida poblacional se explica por la marcha de los inmigrantes que habían venido a trabajar en los años dorados de la economía española. Tras el estallido de la crisis muchos tuvieron que volverse a su país o buscarse otro lugar de residencia, y de ahí que su número actual esté más de 6.000 hombres y mujeres por debajo del que había en 2010.

DESEMPLEO: EN VILO POR LA COVID
El desempleo sí ha mejorado algo respecto a la radiografía que obteníamos en lo más duro de la anterior recesión, pero el dato hay que ponerlo en cuarentena (nunca mejor dicho) dado que todavía no conocemos las consecuencias de la pandemia. Según la última Encuesta de Población Activa, correspondiente al tercer trimestre del ejercicio recién vencido, hay 20.000 personas buscando trabajo en la provincia, 5.000 menos que hace diez años pero 2.000 más que hace veinte.

VIVIENDA: EN FASE DE ESTABILIZACIÓN
El precio de la vivienda, uno de los fenómenos que más copó la actualidad antes de que todo saltara por los aires tras caída de Lehman Brothers, parece haberse calmado y presenta un comportamiento estable a lo largo de los últimos tiempos. Esto le ha permitido bajar claramente respecto de los máximos que se alcanzaron justo en el año 2010, cuando la vivienda libre superó los 2.100 euros por metro cuadrado, y según los últimos datos del portal Idealista.com, uno de los que ofrece información más actualizada, supera por poco en la actualidad los 1.500.

COMERCIO EXTERIOR: FORTALEZA EMPRESARIAL
La fortaleza de las empresas burgalesas se mide, entre otros parámetros, con su poderío exportador, y en este apartado la tendencia ha sido positiva aunque en los últimos años de la década acabó flojeando y es previsible que el balance de 2020 no sea tan halagüeño. Por el camino alcanzó su récord con 3.600 millones de euros en 2015 y tras un breve descenso volvió a crecer en 2019 para consolidarse por encima de los 3.000.

TURISMO: LA PRINCIPAL ALEGRÍA
El turismo sí que puede presumir de haber tenido una década indudablemente positiva. Tanto el conjunto de la provincia como especialmente la capital han ido creciendo poco a poco, superando las barreras del 1,2 y después 1,3 millones de pernoctaciones hasta que en el balance de 2019 se alcanzó el récord histórico con más de 1.360.000. Dos ejercicios antes se había batido la marca del número de visitantes, con más de 904.000, que en el último cómputo anual se quedó en los 902.000.

El sector demostraba, por tanto, una fortaleza y una constancia a cuyo abrigo habían nacido multitud de negocios de restauración y hostelería. Bares, restaurantes, hoteles y el nuevo fenómeno de los apartamentos turísticos se las prometían muy felices hasta que una pandemia de pesadilla los ha puesto a todos contra las cuerdas. Y lo peor para ellos es que no hay un horizonte claro de esperanza, más allá de que la vacuna pueda ir paliando poco a poco su destrozo. 

UNIVERSIDAD: FUTURO MENGUANTE
El futuro estará en manos de los jóvenes como los que estudian en la Universidad de Burgos, aunque cada vez sean menos. Si a principios de este siglo había más de 10.000 matriculados, ahora no llegan a los 7.600 entre grados y másteres. Ellos deberán marcar el paso de la próxima década en la provincia y tendrán ante sí el reto de entrar en el mercado laboral de la era post covid, que probablemente será todavía más competitivo por mucho que la competencia.