La relevancia del papel

I.L.H.
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La obra de Oliver Vicario reabre a finales de mes la sala de exposiciones del Teatro Principal con medio centenar de pinturas y esculturas. En esta ocasión el artista da prevalencia al material y a las emociones frente a la estética

A la izquierda, ‘Desequilibrio inestable’, sobre los muros y las cargas. En el centro, ‘La dama de otoño’, una menina con el rostro de su sobrina. ‘Pelhada’, pieza sobre la libertad limitada por unas alas que no funcionan.

Ha concluido la exposición «sin distracciones». Con el proceso creativo avanzado cuando se decretó el estado de alarma pero sin terminar de elaborar, el aislamiento le ha permitido concentrarse en las obras que van a formar parte de la exposición con la que el Teatro Principal reabre al público. «La pandemia no ha marcado la obra, pero sí afianza uno de los temas que abordo y que tiene que ver con lo inestable de la vida, la libertad o nuestro papel en el mundo, que puede verse afectado de un día para otro», apunta Oliver Vicario Pahl.

A partir del 25 de junio expondrá unas veinticinco pinturas y otras tantas esculturas concluidas en su mayoría durante la pandemia y en las que reivindica el material con el que siempre trabaja: el papel reciclado, sobre todo de periódico. «Hasta ahora las esculturas solía concluirlas dándoles el aspecto del bronce o el hierro, pátinas que ocultaban o mitigaban de qué estaba hecho. En cambio ahora es todo lo contrario. Trato de remarcarlo, de hacer evidente su textura, de aprovechar su rugosidad para afianzar los volúmenes y colores».  

En El papel del papel pinta por primera vez con óleo las esculturas y las otorga de unos interesantes acabados, aprovechando las grietas que el agua va dejando a su paso por la pasta. «En lugar de disimularlas son ahora potenciadas con el color y con otros recursos artísticos», añade mientras agradece «las circunstancias» en las que ha preparado la exposición «porque he estado tan ocupado que no me ha pesado el confinamiento; además no he tenido distracciones y, por buscarle el lado positivo, creo que he conseguido acabados más redondos», tanto en los volúmenes como en las pinturas sobre papel.

Vicario última estos días una exposición que llegó a pensar que no se celebraría y finalmente lo va a hacer con un aforo reducido y sin acto inaugural con público: «No sabemos si la gente estará o no con ganas de recorrer exposiciones, pero espero que sí porque tampoco hay mucha oferta cultural. En cuanto a la posibilidad de que no se celebrara, por supuesto la barajé, pero como a mí me viene bien trabajar con una fecha a la vista la he utilizado como excusa y referente. Me dije que si se suspendía, la tendría preparada para otra ocasión». Quizá por eso confiesa que es la muestra menos comercial de las que ha hecho: «No me he preocupado en absoluto del ‘éxito’ que puedan tener las piezas. También es verdad que tal y como están las cosas lo de vender se complica... pero es cierto que he creado con más libertad que nunca. Es más emocional e íntima», subraya.

Nosotros y el entorno. Lo es en ambas disciplinas, con  juegos de palabras desde los mismos títulos, metáforas y reivindicaciones más o menos explícitas y presencia de los seres, temas y espacios que le importan. «En las pinturas hay ‘retratos’ de personas de mi entorno, con las que cuento historias y emociones de todo tipo», afirma. Así lo hace, por ejemplo, en La dama de otoño, una menina (tema que forma parte de su ideario) con el rostro de un familiar cuyo pelo se integra en el bosque. Hay también paisajes simbólicos en acuarela, acrílico, óleo, collage y técnica mixta, como el árbol frente al arco de Santa María en cuyas ramas se pueden encontrar rostros del pueblo como en la piedra están los de los próceres de la ciudad.
En las esculturas hay series como las ‘hadas’, con piezas que relatan la angustia de disponer de alas que no funcionan (la libertad limitada de Pelhada); seres saltando muros mientras portan las cargas de sus mochilas personales; la Censurhada que tapa su boca con un cartel, la Oxidhada que se siente enjaulada o la Enraizhada en las raíces de un árbol. «He creado también todo un bestiario en el que reivindico el respeto a la naturaleza y la propia condición animal de nuestra especie», afirma desde su condición de veterinario. (El papel del papel se abrirá el 25 de junio en el horario habitual de la sala).