Huskic, de intocable a prescindible en el Hereda San Pablo

C.P.
-

En apenas dos años, el pívot serbio ha pasado de ser uno de los referentes del equipo burgalés a salir cedido al Bilbao Basket por falta de minutos

El pívot serbio calienta en la bici durante un partido del Hereda San Pablo Burgos esta temporada. - Foto: Luis López Araico

Hace menos de dos años, Goran Huskic era uno de los baluartes del Hereda San Pablo y estaba en el ‘Top 10’ de los más valorados de la Liga Endesa. El pívot serbio despertaba la admiración en Burgos y también en otras muchas ciudades de España. Era uno de los jugadores de moda y la directiva azulona decidió atarlo antes de que a algún otro equipo se le pusieran los dientes largos y le tentara con una buena oferta. Tras un período de negociación, en junio de 2019, el club anunció que el balcánico renovaba por tres campañas más. Era intocable.

La historia ha cambiado mucho desde entonces. La marcha del banquillo de Diego Epifanio, su gran valedor, y una serie de inoportunas lesiones le impidieron mostrar su mejor versión bajo las órdenes de Joan Peñarroya. A finales de 2019, un mal gesto en el tobillo confirmó los peores pronósticos y obligaron al de Belgrado a perderse toda la temporada. «Estuve a punto de llorar como un niño», reconocía meses más tarde.

El serbio pasó por quirófano a principios de 2020 y comenzó un largo proceso de recuperación de la mano de Dani Hernández y Sergio Rodríguez, preparador físico y fisioterapeuta del club, respectivamente. Parecía que podía llegar a la Fase Final Extraordinaria de la Liga Endesa, pero finalmente no estuvo en Valencia. Es más, para ese momento, el Hereda San Pablo ya le había comunicado al jugador que no contaba con él para la próxima campaña pese a que le quedaban todavía dos años de contrato. Se puso a buscar equipo durante el verano, pero no encontró ningún proyecto que le sedujera, así que se acabó quedando en Burgos. «Mi objetivo es ponerme al 100%, tener buenas sensaciones y ayudar al equipo en lo que pueda», dijo a su vuelta.

Huskic fue el último en incorporarse a la pretemporada y tardó tiempo en recuperar su condición física, una de las razones por las que Joan Peñarroya apenas le ha usado en este inicio. Tres partidos, concretamente. Salió un rato contra el Herbalife Gran Canaria y dejó varios destellos de esa clase que enamoró a la ‘marea azulona’, aunque no fue capaz de convencer a su entrenador y el club oteará el mercado en busca de un refuerzo. De hecho, en la Final Eight de Atenas, siempre fue el jugador extranjero descartado.

Todo apuntaba a que iba a seguir siendo el último en la rotación y que no iba a ser protagonista, ya que no contaba con la confianza de su técnico, por lo que la dirección deportiva apostó por una solución en la que todas las partes salen ganando. Huskic tendrá sus minutos en Bilbao, al entrenador le queda una plaza para incorporar a otro jugador que sí le convenza y el club no le dice adiós definitivamente, sino un hasta luego. 

De Huesca a Burgos. La historia de Huskic con Burgos comenzó en el verano de 2016, cuando fichó por el San Pablo procedente del Huesca. A partir de ahí, empezaron a crecer juntos. Fue clave en el ascenso a ACB y, pese a que le costó adaptarse a la exigencia física, acabó resultando fundamental en la permanencia y en la consolidación del club castellano en la élite. Su explosión llegó en la campaña 2018/19, en la que firmó números de estrella.