Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria allá por 2008, miles de trabajadores de la construcción se vieron obligados a reciclarse para seguir cotizando. El sector se vio sumido en una parálisis de la que ahora ha despertado con más fuerza que nunca, pero a la que no acompaña la presencia de profesionales cualificados. En otras palabras, los empresarios no encuentran en Burgos los perfiles que requieren para levantar sus pisos, casas o chalets. Ferrallistas, chapistas, encofradores, montadores de pladur, de estructuras, escayolistas... incluso faltan albañiles.
Tal es la demanda y tan escasa es la mano de obra formada que las compañías burgalesas -y las de todo el país- están teniendo que tirar de empleados extranjeros o de otros puntos del territorio nacional para no entorpecer o retrasar sus edificaciones. «Subcontratamos perfiles muy diferentes porque aquí cerca no los encontramos, cuando antes estos formaban parte de las plantillas», apunta Gonzalo López-Recio, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Burgos.
(Más información y testimonios, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)