El ladrillo tira de extranjeros por la falta de locales

L.M.
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El sector de la construcción, que se ha recuperado de manera excelente tras el parón por la pandemia, sufre una alarmante carestía de trabajadores cualificados por el nulo relevo generacional y los pocos ciclos de formación

Ferrallistas de Portugal y de Guinea Bisáu en una obra en Burgos. - Foto: Luis López Araico

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria allá por 2008, miles de trabajadores de la construcción se vieron obligados a reciclarse para seguir cotizando. El sector se vio sumido en una parálisis de la que ahora ha despertado con más fuerza que nunca, pero a la que no acompaña la presencia de profesionales cualificados. En otras palabras, los empresarios no encuentran en Burgos los perfiles que requieren para levantar sus pisos, casas o chalets. Ferrallistas, chapistas, encofradores, montadores de pladur, de estructuras, escayolistas... incluso faltan albañiles.

Tal es la demanda y tan escasa es la mano de obra formada que las compañías burgalesas -y las de todo el país- están teniendo que tirar de empleados extranjeros o de otros puntos del territorio nacional para no entorpecer o retrasar sus edificaciones. «Subcontratamos perfiles muy diferentes porque aquí cerca no los encontramos, cuando antes estos formaban parte de las plantillas», apunta Gonzalo López-Recio, presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Burgos.

(Más información y testimonios, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)