Demoler, reciclar y vivir en el pueblo

R.E.M.
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Tras más de dos años de espera por la burocracia, Marta y Mario Calleja arrancan un nuevo negocio junto a su padre para gestionar residuos de construcción en Santa María del Campo

Mario y Marta Calleja, de 30 y 23 años, muestran las instalaciones junto al alcalde, Dositeo Martín, que les ha ayudado en gran medida. - Foto: Patricia González

La dificultad de encontrar un trabajo en el medio rural provoca que a muchos jóvenes no les quede más remedio que buscarse la vida en localidades de mayor tamaño con más oportunidades laborales. Pero poder dedicarse a aquello que se desea para disfrutar a su vez del día a día en el pueblo pasa principalmente en estos momentos por emprender. Así lo han hecho los hermanos Marta y Mario Calleja, de 23 y 30 años, respectivamente, que junto a su padre Julio César han montado en Santa María del Campo una empresa de gestión de residuos de construcción y demolición.

«Llevábamos tiempo pensándolo y se necesitaba una empresa así por aquí cerca», comenta Mario, que lo considera un servicio fundamental para la zona al contar con muchos interesados en derruir casas que desconocen cómo realizarlo. De este modo, gestionarán tanto los residuos de los propios vecinos de Santa María del Campo como los de los pueblos de alrededor. Alcanzarán, al menos, a aquellas localidades que se sitúen a unos 30 kilómetros aproximadamente aunque tampoco descartan llegar más lejos si así se lo solicitan.

No ha sido precisamente un proceso corto desde que decidieron poner en funcionamiento la empresa, ya que empezaron en enero de 2019 pero hasta ahora han tenido que esperar para poder abrir por fin las instalaciones. La burocracia ha impedido que puedan arrancar antes, principalmente por cuestiones medioambientales que exigen múltiples permisos y plazos asociados. «Este tipo de proyectos lleva una tramitación larga», explica el alcalde Dositeo Martín, que reconoce que desde el Ayuntamiento han ayudado en todo lo que han podido durante este tiempo para que estuviese listo lo antes posible.

Marta, administrativa, ha finalizado ya sus estudios y estará en la oficina, mientras su hermano y su padre trabajarán con las excavadoras y el camión. Eso sí, de cara al futuro este negocio familiar tiene intención de crecer y en cuanto se incremente el número de encargos pretenden contratar a alguna persona más. «Queremos trabajar en nuestra casa y en nuestro pueblo para que esto siga un poco», explican ilusionados los jóvenes, que comentan que más gente de su edad se debería animar a quedarse. Pero tienen claro que una cosa llama a la otra y el ver que se ponen en marcha este tipo de iniciativas en el medio rural puede hacer que otros decidan sumarse.

El alcalde, a quien los emprendedores se muestran agradecidos por su apoyo, también considera que se trata de una iniciativa muy atractiva para los intereses del pueblo al convertirse en un servicio más que se presta a los vecinos. Pone el ejemplo de que antes cuando se decidía demoler una casa no quedaba más remedio que ir hasta Lerma o Burgos a llevarlo, mientras que en otros casos «se tiraba en sitios que no hay que tirarlo». Solucionado ese aspecto, el hecho de que se recicle también servirá para «arreglar caminos a un coste mucho más económico que la zahorra». Y, por supuesto, valora especialmente los puestos de trabajo que se crean y por eso opina que se deben impulsar este tipo de iniciativas en lugar de poner trabas.

Desde la empresa Residuos Calleja Manso se encargarán de todo el proceso, desde el derribo hasta la gestión del residuo. Es decir, pretenden completar toda la cadena. Una vez que se haya hecho el derribo pertinente, se traslada con el camión hasta las instalaciones ubicadas en Santa María para reciclar. Se clasifican todos los tipos de residuos para repararlos y una vez que se han reciclado se pueden emplear otra vez para caminos o incluso tierra vegetal.

Buscan su hueco en el mercado a base de ilusión, entrega y esfuerzo, con una apuesta que busca el beneficio del medioambiente gracias a reciclar y reutilizar materiales. Además de su compromiso con la naturaleza, se lanzan a esta aventura con el claro objetivo de luchar por la economía y la población de la zona.