La muralla de Burgos precisa intervenciones por 1,9 millones

C.M.
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Un estudio califica su estado de «aceptable» y señala los Cubos y la subida al Castillo como las zonas que están peor. Lleva años sin apenas conservación

Arco de San Martín. - Foto: Ángel Ayala

La muralla medieval que antaño sirvió para la defensa de la ciudad y que posteriormente condicionó el desarrollo urbano nunca ha despertado demasiado interés, salvo el de los estudiosos, a pesar de ser un Bien de Interés Cultural (BIC). Ni la caída de algunas de sus piedras en las zonas del Arco de San Martín o Álvar Fáñez o la instalación de un cenador en los restos que hay frente a Capitanía hicieron saltar las alarmas. Sin embargo, en enero del año pasado todos los grupos municipales decidieron encargar un estudio para conocer su estado, los tramos donde el trazado ha desaparecido, sus patologías y una propuesta de actuación.

El documento titulado Estudios previos básicos para el diagnóstico de la muralla de Burgos lleva meses en el Ayuntamiento, ya ha sido analizado por los técnicos y lo conocen todos los grupos municipales. La conclusión a la que llegan sus redactores es que, salvo casos muy puntuales, «su estado es aceptable y no presenta riesgo inminente» pero se requerirían intervenciones por un importe estimado de 1,9 millones para su consolidación en un horizonte temporal de 17 meses, así como también una estrategia de gestión integral que deberá articularse en un plan director. El siguiente paso, una vez llevadas a cabo las intervenciones, sería ponerla en valor como desde hace años han hecho otras ciudades.

El diagnóstico, que incluye estudios históricos, arqueológicos, arquitectónicos, patológicos y medioambientales, pone de manifiesto que se conserva la mitad de lo que sería su trazado completo, teniendo en cuenta los lienzos que se sacaron a la luz en el cerro del Castillo hace diez años. Los tramos más extensos y más intactos son los del paseo de los Cubos hasta la puerta de San Martín y la subida al Castillo desde la puerta de San Esteban.

Plano de la fortificación y sus necesidades. Plano de la fortificación y sus necesidades.

Además cuenta con siete fragmentos aislados: el lienzo y torre de San Lesmes, muy reconstruido; el tramo de la puerta de San Juan, integrado como zócalo de un edificio moderno;una parte junto al parque interior de Venerables;un lienzo y torre que forma parte de una vivienda particular junto a la calle Trinidad (donde se instaló un cenador); un quiebro sin acceso público situado tras la cabecera de la iglesia de San Gil y rodeado por bloques de viviendas; una torre y un lienzo integrado en un bloque de pisos junto al arco de San Gil y un lienzo que da a una explanada en la que se sitúa un aparcamiento (calle Tahonas).

También se conservan cinco puertas: San Martín y San Esteban, que se integran en recorridos turísticos; San Juan, San Gil (de propiedad municipal y cedido a un grupo de danzas) y Santa María, uno de los símbolos por excelencia de la ciudad y que acoge exposiciones.
LOS CUBOS, EL PEOR TRAMO

En cuanto al estado de conservación, el deterioro mayor se localiza en la cara interior de la muralla de los Cubos, especialmente de los tramos que coinciden con los bloques de viviendas, que está cubierta de tierras y vegetación y hay árboles. La humedad también ha favorecido la presencia de líquenes en la cara extramuros. La propuesta para este tramo sería realizar un tratamiento del paño interior bajo control arqueológico y una limpieza puntual del paño exterior

En la zona entre San Esteban de la subida al Castillo también se han detectado manchas de humedad, líquenes y musgo. El estudio recomienda una intervención urgente en un lienzo que está oculto por las construcciones (Álvar Fáñez) donde hay un aparcamiento, donde se ha detectado que los humos de los vehículos están provocando daños en el lienzo. También se considera imprescindible actuar entre la puerta de San Esteban y el vial que comunica con el Castillo, dado que el espacio intramuros se encuentra colmatado de tierras.

En la zona más próxima al Castillo la muralla está afectada por la vegetación que se ha desarrollado sin control en la ladera tras las últimas excavaciones arqueológicas de 2008. Aquí se plantea tres actuaciones repartidas en distintas fases:realizar una prospección intensiva en todo el cerro, realización de sondeos arqueológicos para conocer el trazado de obras fortificadas que posee la zona y la localización de la primitiva muralla y excavación arqueológica para localizar tramos de muralla y la existencia de obras relacionadas con la Guerra de la Independencia.

Finalmente, en el entorno de las calle Las Murallas se recomienda eliminar la vegetación, así como solucionar manchas, erosiones, costras negras, descomposición de sillares por carbonataciones, pérdidas de mortero y fisuras por diferentes partes y se alerta del riesgo de estabilidad de taludes en la zona más septentrional.