Tudanca: "Desde hace meses solo escucho autocomplacencia"

A.M./ I.E./H.J.
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El secretario regional del PSOE dice en una entrevista en DB que han sido responsables con la pandemia pero cree que la Junta ha despreciado la colaboración de todos. "Que el verdadero presidente de la Junta es Igea no lo discute ni Mañueco", apunta

Tudanca: "Desde hace meses solo escucho autocomplacencia" - Foto: Alberto Rodrigo

Pese a llevar ya muchos años volcado en la política autonómica, a Luis Tudanca se le nota más relajado cuando vuelve a casa. A su Burgos, a su Gamonal, a su calle Vitoria, donde se retrata para esta entrevista. Repasamos con él los ámbitos local, regional y nacional marcados recientemente por los inicios del bipartito de la capital burgalesa o la presentación de los presupuestos del Estado y de la Junta. Y más allá de la actualidad inmediata, por la pandemia que lo condiciona todo desde hace nueve meses.

Recién conocidos los presupuestos regionales, en ellos Burgos no sale muy bien parada. Otras provincias como Valladolid o León lo están mucho más. ¿Qué valoración hace?

Es más de lo mismo, como en los últimos 20, 25 o 30 años. Que todavía tengamos que estar reclamando algo significativo para el Parque Tecnológico es muy desmoralizador. Que tengamos que seguir pidiendo una partida para el Silo, que sigamos esperando al hospital de Aranda para el que Mañueco prometió durante la campaña electoral que estaría terminado en esta legislatura. Burgos y Castilla y León no se pueden permitir unos presupuestos así.

Unos presupuestos, además, presuntamente expansivos.

Bueno, es cierto que son más altos pero de los 1.432 millones de incremento que presentan prácticamente 1.400 derivan de financiación adicional del Gobierno de España. E incluso con la mayor financiación de la historia, fruto de una política que ha cambiado y que no es la misma que en la anterior crisis, porque la anterior crisis con un Gobierno del Partido Popular se resolvió con recortes y ahora no, ahora se ha optado por una política expansiva para tratar de que nadie se quede atrás y de proteger los servicios públicos. Pues ni así, ni con todo ese dinero extra, la Junta es capaz de hacer unos presupuestos que cambien la dinámica. Burgos y Castilla y León tienen ante sí, con los fondos de reconstrucción que van a llegar de Europa, la última oportunidad de que esta tierra logre un cambio en su modelo económico y productivo, de empleo o infraestructuras, que permita que dejemos de desangrarnos poblacionalmente.

¿Cree que la Junta, tras el largo mandato de Herrera, piensa que Burgos ya ha estado suficientemente bien tratada?

Bueno, es que yo no tengo la sensación de que con Herrera estuviese Burgos bien tratada. Insisto. Muchos de los proyectos que hoy echamos en falta en estos presupuestos ya estaban hace cinco, hace 10 y hace 15 años. Los gobiernos del Partido Popular han conseguido algo muy difícil a lo largo de los últimos 30 años, y es que todas las provincias de Castilla y León tengan la sensación de estar castigadas, de que hay agravios y de que la de al lado está mejor.

Los gobernantes del PP precisamente le dan la vuelta a ese argumento. Dicen que todos se quejan porque nadie está privilegiado.

Lo que han hecho y siguen haciendo es repartir la miseria. Puedo poner muchos ejemplos de proyectos largamente demandados en todos los lugares de Castilla y León. Pero lo que más me preocupa es que nos estamos haciendo cada vez más pequeñitos, perdiendo cada año 25.000 habitantes y no cambia la dinámica. Antes se despoblaba el medio rural, ahora también las capitales.

¿Y cómo enderezar eso? Díganos alguna línea estratégica que usted implementará cuando sea presidente de esta Comunidad.

Pongo el último ejemplo. Llevamos año y medio de legislatura. Es indiscutible que el mayor problema que tenemos aquí es la despoblación. Pues la única medida en materia de reto demográfico que ha adoptado este gobierno es constituir un grupo de trabajo, y lo ha hecho hace una semana. ¿De verdad, a estas alturas? Hay que ser ambiciosos, tenemos que ser capaces de cambiar el modelo económico y productivo y reindustrializar la región aprovechando el fondo de resiliencia europeo. Hay sectores como la eficiencia energética, el sector forestal, lograr extender por fin la banda ancha y las redes de comunicación en todo el territorio para aprovechar la nueva economía, el teletrabajo, las industrias digitales. Tenemos que aprovechar el conocimiento, las universidades y los jóvenes formados que sí tenemos para todos estos sectores, o de lo contrario nos volverán a adelantar otras comunidades autónomas que sí están haciendo los deberes.

¿Podría concretar más esa reindustrialización?

Lo primero, convendría que aquí cuando vinieran inversiones no se les pidieran mordidas, porque tenemos varias tramas de corrupción en juicios y algunas ya condenadas. Los propios empresarios decían que esto era ‘Sicilia y León’. Eso ha hecho que perdiéramos inversiones, ha creado un entorno perverso…

Ahí están Madrid o la Comunidad Valenciana, con casos de corrupción y donde sí han atraído iniciativas empresariales.

Sí, porque luego hay otros factores como el modelo centralizado que tiene este país y que conlleva los problemas que estamos viendo ahora. O somos capaces de cambiar los centros de decisión o la gente se seguirá yendo. De esto por primera vez se está hablando en este país, cambiar centros administrativos o unidades de los ministerios.

Esa descentralización de la que habla, ¿no convendría también revisarla en Castilla y León?

Sí, sí. Tiene que ir en cascada, a nivel estatal y autonómico. Yo soy muy crítico con Madrid, porque el modelo económico de desarrollo no puede basarse en el agujero negro que es Madrid para la ‘España vaciada’ junto al oasis del País Vasco, Cataluña y el corredor Mediterráneo. Eso es insostenible desde el punto de vista social, económico y medioambiental. Y en Castilla y León lo mismo. La Comunidad más extensa, con zonas periféricas enormes, no puede ser que en 2021 tengamos que estar firmando convenios de prestación de servicios con otras comunidades. O cambiamos el hecho de que el centro de la comunidad autónoma lo absorba todo o esto no tira.

La armonización fiscal autonómica se está debatiendo mucho en los últimos días. ¿Está a favor de ella?

Absolutamente. Es una cuestión de coherencia. Si yo no quiero que haya paraísos fiscales a nivel internacional, si no quiero que las empresas que se aprovechan del trabajo de los burgaleses paguen sus impuestos en Irlanda, tampoco quiero que pase en este país. No quiero que haya territorios, fundamentalmente Madrid, que se aprovechen del efecto capitalidad para tener allí a empresas a costes muy bajos y además hagan que aquí no tengamos dinero suficiente para infraestructuras o servicios. Está firmado en un acuerdo de la legislatura pasada, con mi firma y con la de Juan Vicente Herrera. Hablábamos entonces de un cambio en el modelo de financiación y de que, a la hora de repartir el dinero en el fondo de financiación autonómica, se tuvieran en cuenta las rebajas fiscales que de forma subjetiva hicieran otros territorios.

Pero esto cobra actualidad desde el momento en que el portavoz de Esquerra Republicana se lo cuelga como un éxito en la negociación de los presupuestos con el Gobierno. Rufián viene a decir más o menos «vamos a acabar con el paraíso fiscal de Madrid». Aquí sabemos bien lo que es un paraíso fiscal. En Miranda hay empresas que se pueden deslocalizar a dos kilómetros y el PNV ha sido el gran hacedor del sistema fiscal vasco y sus votos están metidos también en esta estructura de Gobierno. Es curioso que se critique a Madrid lo que no se ha criticado al País Vasco.

No es verdad eso. Nosotros siempre hemos apoyado aquí los recursos contra las vacaciones fiscales vascas, todos los partidos políticos menos el señor Maroto que hoy es senador de Castilla y León y que lo defendía en Vitoria. Si uno hace una comparación entre comunidades autónomas no hay ninguna que tenga tipos impositivos más bajos a las rentas más altas, a los capitales más altos y a los beneficios empresariales que Madrid. Herrera ya dijo en su día literalmente: «Entre los de arriba y los de abajo, me dejan sin recursos». Y lo comparto absolutamente.

La segunda ola de la pandemia nos ha pillado fuerte en Castilla y León. Burgos se ha convertido en el epicentro nacional. Ocho meses después de la primera, ¿qué ha fallado, qué hemos hecho mal?

A uno le duele especialmente ver lo que está pasando en Burgos, lo que está suponiendo desde el punto de vista emocional y económico ante sectores que lo están pasando realmente mal. Desde el primer día hemos tratado de ser muy responsables porque nadie tiene la culpa de la pandemia, hemos tratado de ayudar al gobierno autonómico, pensamos que era la mejor contribución que podíamos hacer, hemos hecho propuestas y hemos guardado en muchas ocasiones un respetuoso y difícil silencio, pero claro, llevamos unos meses en los que no escucho más que autocomplacencia y soberbia. No pueden decir permanente que son los mejores, los más rápidos, los que más medidas toman y los que más se anticipan y seguir siendo los que peores datos tenemos. Burgos está muy mal desde marzo, toda Castilla y León lo está. Estamos en cabeza desde hace nueve meses y alguna reflexión se debería hacer. La soberbia siempre es muy mala consejera. Haber paralizado de forma prácticamente absoluta la atención presencial en la sanidad, en la primaria fundamentalmente, es un gravísimo error que está provocando problemas para la vigilancia, el rastreo y para otras muchas enfermedades que no son covid se estén atendiendo de forma inadecuada. Tenemos muchos pueblos que llevan sin ver un médico desde febrero. Todo eso inevitablemente tiene que tener un efecto en que los datos sean los que sean.

¿Qué hubiera hecho usted con sectores como la hostelería?

Yo le puedo decir lo que he hecho. Lo primero, hablar con ellos. En persona. Algo que todavía no ha hecho Mañueco. Hay que consensuar, hablar. Esto no quiere decir tomar medidas que contenten a todo el mundo porque en esta situación es imposible. Yo siempre intento ponerme en el lugar de quien está gobernando porque no es fácil, pero nosotros nos reunimos con los hosteleros. Les dijimos que lo primero es la vida, la salud de la gente, y que defendemos las medidas restrictivas pero que no se pueden tomar esas decisiones sin a la vez gestionar un sistema de ayudas, medidas que están en marcha en otras comunidades autónomas. Y por otro lado, hay que tratar que todo responda a una cierta planificación. Porque esto no es serio.

Se ha apreciado una evolución en su política de oposición, que en las últimas semanas  ha sido bastante más incisiva. No sé si a cuenta de estos argumentos que ha expresado o a cuenta de una encuesta en la que la ciudadanía aplaude la gestión de la Junta.

Bueno, si yo me creyera las encuestas no habríamos sido la fuerza más votada en las últimas elecciones y con mucha diferencia. No era fácil ponerse a colaborar en un principio con un gobierno que se había forjado de aquella manera, pero estaba convencido de que era lo que había que hacer en ese momento. Les echamos una mano, aprobamos en las Cortes muchas medidas. Firmamos el Pacto pero no lo están cumpliendo. Puedo poner todos los ejemplos que quiera. Ellos no escuchan a nadie, se enfrentan con los hosteleros, con los comerciantes, con los sanitarios, con los sindicatos, con los empresarios... Ya le dije en las Cortes al señor Mañueco que me habían advertido de la fábula de la rana y el escorpión. Que está en su naturaleza y en la del PP incumplir la palabra dada.

¿Tuvo algo que ver en su cambio la constatación de que sus votantes o  cargos orgánicos del partido estaban en contra de tanto consenso?

No, esos debates los tuvimos en el seno del partido pero hubo un apoyo mayoritario, dentro y fuera. Lo que la gente pedía y sigue pidiendo a los partidos políticos y a las instituciones es que tratemos de colaborar. Estamos todavía en medio de la batalla contra la pandemia, queda muchísimo. Deberíamos hacer un esfuerzo sobrehumano por tratar de colaborar y lanzar un mensaje de unidad, que la gente vea que sabemos dónde vamos. Nosotros hemos querido ayudar, pero no se han dejado y han despreciado la colaboración de todo el mundo.

Recientemente hemos escuchado a su secretaria de Organización, Ana Sánchez, volver a tender la mano al partido de Francisco Igea, o al de Inés Arrimadas. ¿Es una posibilidad cierta que pueda haber un acuerdo con ellos o es mero tacticismo político?

No, no, yo lo he dicho claramente muchas veces. No van a escuchar ninguna declaración por nuestra parte intentando generar ninguna inestabilidad  en el Gobierno autonómico. No vamos a hacer nada que, en el momento tan dramático en el que nos encontramos, ponga en riesgo que todos los recursos se destinen a luchar contra la pandemia. Debates sobre posibles mociones de censura ha habido en otras comunidades autónomas, pero no podemos permitirnos eso. A mí lo que me sorprende es que en esta situación parece que es el propio gobierno el que está empeñado en generarse inestabilidad a sí mismo, con polémicas y broncas permanentes. Yo creo honestamente que ahora mismo no tenemos un gobierno de PP y Ciudadanos, sino del señor Mañueco y el señor Igea que están abrazados el uno al otro, a ver si entre los dos logran sobrevivir. Tenemos un presidente que no hace nada, que se dedica a cortar cintas, y a un vicepresidente que genera polémica tras polémica y enfrentamiento tras enfrentamiento con todo el mundo.

Dice que están abrazados Igea y Mañueco, pero parece más bien que el PP está celoso del protagonismo de Igea y Verónica Casado. ¿A usted eso le viene bien, se divierte con esa situación?

No, más bien me frustra mucho. Que el verdadero presidente de la Junta es Igea no lo discute ni Mañueco, o al menos no lo parece. Y eso es grave. Porque esa batalla de egos contra el mundo no es necesaria, en ninguna comunidad autónoma han tenido 7 meses de colaboración absoluta de toda la oposición, de todo el tejido económico, con la responsabilidad y la prudencia de todos los medios de comunicación, y a pesar de eso lo han dilapidado.

Esta postura del PSOE tiene el riesgo de que le juzguen entre lo que es una oposición responsable y una oposición confortable.

Sí, pero desde que llegué yo he mantenido que seré tan duro como sea necesario con lo que considere y tan responsable como haga falta, me cueste lo que me cueste. No estaremos siendo tan blandos cuando a pesar de esto no hay semana que no reciba los insultos desaforados del PP o de Ciudadanos en las Cortes de Castilla y León, donde me llaman radical, irresponsable… Supongo que en el medio está la virtud.

Visto el afán de protagonismo de Francisco Igea, su afán por eclipsar al presidente, ¿se alegra de estar en la oposición? ¿O no le hubiera dado usted tantas responsabilidades?

Entre otras razones no estamos gobernando porque no estuve dispuesto a pagar según qué peajes. Hubo semanas en las que intentaron plantear la negociación de la presidencia de la Junta como una subasta de instituciones: te quito, te cambio, te pongo, ciudades, alcaldes. El voto de la gente es muy importante y esto no es un mercadeo. Nunca estaré dispuesto a pactar de cualquier manera, cualquier cosa o con cualquier partido y hubo quienes sí estuvieron dispuestos a cambio de poder.

¿Qué le pidieron a usted que era tan inasumible?

No, no, no. He dicho que fue una de las causas. Luego estuvo el señor Rivera de por medio y el señor Igea que no fue capaz de cumplir su palabra. Ni el señor Mañueco. Cada intervención pública que hizo en la campaña electoral juraba y perjuraba que gobernaría la lista más votada. Qué tiempos aquellos.

Igea definió al PP como «pesadilla», dijo que llegaba el fin de la pesadilla.

Las cosas que dijo del PP y del señor Mañueco es para volverlas a escuchar. Pero eso es pasado.

Sánchez dijo lo mismo de Pablo Iglesias y ahí están gobernando juntos en Madrid.

Se insiste mucho en cómo son las relaciones personales entre los políticos, me preguntan cómo me llevaba con Herrera... Pero no se trata de ver cómo son las relaciones entre los políticos, se trata de hacer algo por que esta tierra tenga futuro. Después de todo lo que pasó, de años de corrupción, de décadas de despoblación que hoy volvamos a estar en un escenario en el que esta semana el Consejo de Cuentas ha presentado su informe de despoblación y hemos perdido 150.000 habitantes en 10 años, y que sigamos hablando de si nos llegan inversiones, de si llegan las unidades de radioterapia que llevan prometidas 20 años, que el parque tecnológico... ¿Ese era el futuro que ofrecían a Burgos y Castilla y León?

Entonces,  ¿lo suyo con Igea resulta imposible?

Yo nunca hablo con ese tipo de dogmas. Yo hablo de propuestas políticas y para qué le pido confianza a la gente. Trato de ser siempre coherente. Ahora bien, digo que Igea no se representa más que a sí mismo. El problema es el presidente de la Junta, es el que gobierna, el que toma las decisiones: si se cierra o no la hostelería, si se dan ayudas o no, esto lo decide Mañueco, que es quien firma el decreto que le quita los derechos a los sanitarios. Ya vale de jugar a los trileros y  esconderse tras el vicepresidente.

Usted precisa preparar un terreno que le permita pactar con Ciudadanos, pues salvo milagro no tendrá mayoría absoluta.

No gasto un minuto en pensar qué va a ocurrir dentro de dos años y medio. Con la que tenemos no podemos estar pensando en tacticismos electorales, sería muy miserable. Estoy pensando en qué podemos hacer desde la oposición en las Cortes pero también desde instituciones que gobernamos para echar una mano en esta situación.

Para alzarse con la Alcaldía de Burgos tuvo lugar una negociación al estilo de un mercado persa, se suponía que la capital iba a ser gobernada por un señor de Ciudadanos y al final acabó gobernada por Daniel de la Rosa, que había ganado las elecciones, junto a un señor de Ciudadanos. La política se está complicando para explicársela a los ciudadanos.

Te lo doy la vuelta. La política es lo que los ciudadanos quieren. La enorme fragmentación en las instituciones es fruto del voto de la gente. Lo que pasó aquí es que se intentó mercadear con el voto de los burgaleses y que afortunadamente aquello se paró  y fue alcalde el candidato que ganó de forma amplia las elecciones. Es el mejor alcalde que podía tener, de largo, esta ciudad, como lo ha demostrado durante este año y medio. Fruto del talante y de la capacidad para llegar a acuerdos que tiene Daniel de la Rosa hoy, además, esta ciudad tiene estabilidad política, que es muy importante.

¿Esas virtudes le convierten en el mejor alcalde de Castilla y León?

Para mí, sí. Tengo debilidad especial, es mi ciudad, es mi alcalde, es mi amigo y me parece que está haciendo una magnífica gestión. Pero bueno, esto de los ránkings... los hacéis para discutir.

¿Cuándo calcula que Ciudadanos va a romper el pacto en Burgos para desmarcarse del PSOE?

No contemplo ese escenario. No es la intención de Daniel de la Rosa, pero estoy convencido de que no es tampoco la intención de Ciudadanos ni de Vicente Marañón pensar en romper un pacto cuando acaban de firmarlo.

Dos meses antes intentaba reconstruir el pacto de las derechas.

No tengo por qué dudar de que lo que están pensando es en dar estabilidad al Ayuntamiento en un momento de drama como el actual por la pandemia. No pongo en duda  que van a aguantar toda la legislatura por el bien de los burgaleses.

¿Está cómodo con que Bildu les apruebe los presupuestos del Estado?

Bildu no ha aprobado los presupuestos. Han sido aprobados con más apoyo parlamentario que en los últimos 15 o 20 años, 11 partidos políticos. Y 17 de las 18 enmiendas aprobadas han sido votadas a la vez por el PP, Vox, la CUP y el PdCAT. Ya vale que el voto de unos y de otros valga solo en función de si votan a la derecha.

Los pactos con nacionalistas los han practicado los dos partidos que han gobernado, pero con Bildu o con las marcas asociadas al entorno abertzale siempre ha había habido una línea roja.  Esa línea roja se ha diluido y no se le escapa a usted que éste ha sido el asunto más polémico.

Esa línea roja se la saltó el señor Maroto, senador de Castilla y León por el PP. ¿A mí me gusta que Bildu tenga un papel en la política española? No, no me gusta. Le queda camino por andar. Esta semana ha dado dos pasos. Su portavoz ha condenado en el Congreso uno de los asesinatos de ETA y participar en el homenaje de Ernest Lluch.

Otros representantes de Bildu que están recibiendo con fiestas a etarras saliendo de la cárcel.

Quedan muchos pasos por dar. Esta semana hemos visto que en un grupo de Whatsapp de militares retirados se alentaba a un golpe de Estado y al asesinato y fusilamiento de 26 millones de españoles. Y Vox les ha defendido en el Congreso, el mismo Vox con que el PP y Ciudadanos pactan todo lo que pueden, rapiñan las instituciones.

El mismo Vox que evitó el pacto de las derechas en Burgos.

No, no, no. Vox se votó a sí mismo. Ya está bien.  El voto de los partidos cuando votan con el PSOE es para pactar de forma espuria. Ahora, cuando votan con el PP o no votan ¿también es para facilitar gobierno socialistas? No hombre, no. Gobernó la lista más votada.

¿Le preocupa el protagonismo y el poder que está adquiriendo Podemos en el Gobierno del país? .

Los gobierno de coalición no son fáciles. Que se lo digan al PP en Castilla y León, la tortura que les está suponiendo tras décadas de mayoría absoluta. Genera disfunciones, polémicas, contradicciones. Y cada partido ha de vender sus éxitos.

 

TREN DIRECTO

 

Los Presupuestos del Estado no han sido nada espléndidos con Burgos. Una de las ausencias que más llaman la atención, además del AVEo las autovías, es la del tren Directo, sobre todo por ser una infraestructura que el PSOE había apoyado.

He hablado mucho con la plataforma y no vamos a engañar a la gente. El PP prometió inversiones, estudios informativos para marear y ganar tiempo. Cuando hemos llegados al Gobierno hemos visto que no había nada en el Ministerio, la nada más absoluta. Y no vamos a meter partidas irrealizables o que no se puedan ejecutar. Es muy importante que las instituciones estén situando este asunto en primer línea. Creo que la Junta tiene que intervenir política y presupuestariamente y el Ministerio de Fomento tiene que ponerse las pilas ya. Esto tiene que ir mucho más rápido. Estamos haciendo el trabajo que debió empezarse hace diez año. Quien le diga la gente, como ha hecho el Partido Popular, que el año que viene va a tener trenes en ese corredor ha estado mintiendo. Voy a defender con uñas y dientes ese corredor así gobierne en Madrid el PSOE, Podemos o el PP. La línea tiene interés estratégico y económico. Hemos logrado que ya ni en Madrid defiendan que esta línea es inviable. No digo que sea fácil. Y asumo que esta inversión, como otras -por ejemplo la Autovía del Duero-, se debió hacer hace mucho tiempo.

¿Le preocupa que a Fomento, y en especial al Adif, le pueda la tentación de coser la ‘Y’ vasca con el resto de la red ferroviaria española por Navarra y Aragón en lugar de hacerlo por Miranda de Ebro?

No, no, no, de verdad que no.

La única forma de hacerlo es por Burgos y Miranda...

No contemplo otra posibilidad.

Los presupuestos obvian el Hospital de la Concepción.

Lo he hablado tantas veces con Daniel de la Rosa...

Pues no estaba muy contento con los presupuestos.

Y con razón, pero estoy convencido de que el presupuesto no va a ser un obstáculo para que eso vaya hacia adelante.