Vacunarse o no vacunarse, esa es la cuestión. El asunto es de fácil respuesta: si te vacunas te proteges y si no te vacunas, no. Si estás protegido y te infectas por covid, lo cual es posible, el efecto que ejerce la vacuna es el de pasar la enfermedad con síntomas leves, sin correr el riesgo de acabar ingresado en un hospital o en una UCI con las consecuencias que esto conlleva. Si no estás vacunado y te infectas por covid, la posibilidad de que la enfermedad sea grave existe y la de morirse también, y eso con cualquier edad, aunque los mayores sean más vulnerables. Y además, al infectarte sin estar vacunado, crece la posibilidad de trasmitirlo a otras personas porque el aumento de carga viral al carecer de protección inmunológica aumenta la probabilidad de ejercer esa trasmisión. El asunto funciona así, y cada uno elige donde quiere estar.
No vacunarse es una opción, un ejercicio de libertad, pero los ejercicios de libertad en asuntos de salud comunitaria no tienen consecuencias sólo para quien toma la decisión, sino para la comunidad en la que vive y ahí, en mi opinión, aparece el conflicto de intereses entre el individuo con su libertad y el derecho a la máxima protección del resto de la comunidad. No soy abogado, no sé de leyes, pero sí distingo entre ejercicios de libertad que afectan en exclusiva a aquel que los ejerce, de aquellos que pueden tener consecuencias para los demás.
Hace unos días, una persona que se niega a vacunarse a la que le trasmitía estos argumentos, me acusó de cometer un delito de odio contra ella: nada más lejos de mi intención, aconsejar a alguien con argumentos científicos que se vacune frente a un virus es sólo un consejo de salud, pero la interpretación humana también se somete a la pulsión de la libertad. Lo lamentable es que pueda pensarse que la ciencia sea de derechas o de izquierdas o que las vacunas tengan ideología.
Los recortes en sanidad matan, los extremismos políticos y la manipulación en redes sociales también, y aunque la lista de víctimas evitables por covid va en aumento, las creencias acientíficas se reafirman aunque la evidencia científica y el cambio en la dinámica social demuestren su incongruencia. Así somos.