"Vine para alcanzar Europa"

ANA ISABEL ANGULO
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Augusto Lima, pívot del San Pablo, volverá el domingo a su club de formación, el Unicaja de Málaga, por el que fichó con tan solo 13 años. Con una dilatada experiencia, el hispano-brasileño confiesa que Burgos «merece estar en dos competiciones»

"Vine para alcanzar Europa" - Foto: Luis López Araico

Con solo 12 años tuvo la oportunidad de formarse en Europa o en Estados Unidos y optó por el viejo continente. Buscaba aprender la lectura del baloncesto y un club donde se mimara a la cantera. Lo encontró en Málaga y allí volverá este fin de semana con la camiseta del San Pablo. Augusto Lima regresa a la que fuera su casa durante una decena de años.

Tiene las ideas y los conceptos muy claros. Admite que necesita el calor de la afición; se confiesa ambicioso y asegura que vino a Burgos para alcanzar el máximo nivel porque «Burgos tiene que estar en dos competiciones». Un meridiano alegato en pos de jugar en Europa la próxima campaña.

No pierde la sonrisa y hasta las experiencias más difíciles, como la que vivió en Croacia los últimos meses de 2018, antes de fichar por el San Pablo, no le roban su optimismo. «Recibimos un trato inhumano. Echaron a siete jugadores porque habíamos perdido con el eterno rival, la Cibona. Al día siguiente se levantó el presidente y dijo solo quiero croatas. Estuve mes y medio sin cobrar y sin entrenar», recuerda su ingrata experiencia que vivió junto a Vitor Benite y Pablo Aguilar, entre otros.

Aquella pésima vivencia no le ha menguado su pasión por el baloncesto. Una pasión no compartida ni por su padre ni por su abuelo. «En Brasil todo el mundo juega al fútbol. Yo me aburría soberanamente; hasta que con 12 años empecé a crecer exageradamente y a base de ser pesado me cambiaron al baloncesto, lógicamente a la sección del Fluminense, el club de mi padre y abuelo», rememora.

Tras unos meses participando en una concentración estatal y jugando en el club de su padre y después en el Franca de Sao Paulo, los ojeadores se fijaron en Augusto. «En Estados Unidos se trabaja el físico y eso ya lo tenía y en Europa, la lectura del baloncesto; así que no lo dudé». Se decantó por el Unicaja por el mimo con el que atendía la cantera. En la primera década del siglo XX la entidad andaluza había conquistado una Liga, una Copa Korac y era la tercera más rica.

Allí vivió buenos años, tanto dentro de la entidad malagueña como en los equipos a los que era cedido. Con el paso del tiempo, la situación deportiva empeoró; «llegamos a tener cinco entrenadores en tres años» alega y fichó por Murcia, donde tiene fijada su residencia y donde vive su hija Alba de 2 años. «El 17 de mayo es su cumpleaños y nosotros jugamos en Murcia el 18», indica emocionado.

Tres buenas campañas que le llevaron al Real Madrid. Uno de sus sueños era vestir la camiseta blanca y lo logró. Le queda por cumplir la NBA y «ahora con mi hija quiere ser el mejor padre del mundo y mejor persona».

Su dureza y contundencia en la pista contrasta con su enorme humanidad. Le gustan los clubes donde el trato es cercano y las relaciones son estrechas y cariñosas. De hecho reconoce que tras la salida del Cedevita tenía otra oferta pero aceptó la del San Pablo porque «anímicamente era la mejor, con un entrenador asequible y un presidente con el que podía hablar. Claro que tengo representante pero me gusta hablar con ellos y no sabía que Vitor Benite había fichado también». Además está encantado con la afición. «No tiene una palabra mala; siempre es positiva y eso es muy importante. Es el sexto hombre, el respaldo que todo equipo necesita», explica.

Además del trato humano con la dirección técnica y el presidente y la garantía de un presupuesto asumible, Augusto Lima admite que le motivó la ambición del San Pablo. «Tengo las ideas claras y Burgos tiene que estar en dos competiciones. Por eso tiene que aspirar a Europa y para eso me ficharon y si lo conseguimos puede ser un factor para continuar la próxima campaña», argumenta.

Se lleva bien con el resto de la plantilla, aunque mantiene una relación más estrecha fuera de la pista con Álex Barrera y dentro de ella se entiende «solo con la mirada con Branden Frazier». Esta buena sintonía será clave para sumar una nueva victoria ante su ex-equipo, el Unicaja de Málaga, que no podrá contar con Carlos Suárez, un jugador determinante y sabido para Augusto. «Su baja nos beneficia pero no debemos descuidarnos», avisa el internacional brasileño ante la próxima cita del San Pablo.