China aprieta las tuercas a la industria burgalesa

G.Arce
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El precio de las materias primas y los suministros industriales básicos se ha disparado por encima del 35% con la pandemia. Su importación en contenedores es una subasta que ha roto el mercado

China aprieta las tuercas a la industria burgalesa - Foto: Luis López Araico

China no solo es el único país del mundo que parece haber vencido a la pandemia en sus megaciudades, sino que ahora quiere doblegar económicamente a los países que siguen inmersos en las sucesivas oleadas de contagios para hacerse mucho más grande y poderoso. Al igual que puso el precio a las mascarillas en los arranques del coronavirus, ahora impone con rotundidad el suyo a todas las materias primas y los suministros para el normal abastecimiento de la industria, ámbito en el que gigante asiático es más hegemónico que nunca. Así, importar elementos y piezas básicas de Asia para fabricar aquí se ha convertido desde finales de 2020 en una auténtica subasta que está generando una profunda preocupación en los polígonos industriales burgaleses.

‘Les advertimos de que nos enfrentamos a un escenario de aumento adicional de los precios y reducción en la disponibilidad de las materias primas’. Este tipo de avisos o similares son los que están llegando a los despachos de la industrial local, grandes y pequeños, desde finales de 2020 y eso significa una tensión extraordinaria en toda la cadena de valor de la producción manufacturera.

Algo tan básico y necesario como la tornillería ha disparado su precio entre un 35% y un 40% desde fin de 2020, la misma escala en la que están creciendo los precios de otros suministros fabricados en acero, hierro, latón, cobre, plástico y un largo etcétera más de materias primas. Es más, hay muchas medidas de piezas que han desaparecido temporalmente del mercado.

Entre los suministros básicos se incluyen elementos tan indispensables como los microchips, cuya carencia está paralizando a los gigantes de la industria del automóvil y a todas sus empresas auxiliares, lo que también tiene su reflejo en las plantas burgalesas. De hecho, la fábrica de ARA, del Grupo Lear, acaba de acordar un ERTE de 30 días ante los problemas de abastecimiento de componentes informáticos que sufre su principal cliente, la factoría de Mercedes en Vitoria. Lo mismo está ocurriendo con las plantas de ensamblaje de Renault en Valladolid y Palencia, aunque aún no ha tenido consecuencias en Burgos.

José Manuel Gómez, de Suministros Gómez Gil, afronta en su condición de pyme este problema todos los días al abrir las puertas de su empresa en Villalonquéjar. Abastece de kits de tornillería -entre otros muchos productos- a las principales plantas de la ciudad, del resto de España e incluso de otros países. En agosto de 2020 esos kit tenían un coste de 50 céntimos de euro la unidad; el pasado mes de febrero se pagaban a 68 céntimos de euro, un 36% más caro.

 

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