¡Silencio! se rueda... en Londres

R.C.G.
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El director mirandés Arturo Antolín, que acaba de estrenar un corto titulado 'Ruth', emigró hace siete años a Inglaterra para abrirse paso en el mundo del séptimo arte

Arturo M. Antolín durante uno momento del rodade de ‘Ruth’, corto que ha estrenado recientemente. - Foto: Christopher Andreou

Una casa de dos pisos en las afueras de Londres. Los actores reciben las últimas órdenes, el equipo de grabación ya está preparado y alguien repasa rápidamente que no falte ni el más mínimo detalle en la decoración. Problemas con la instalación eléctrica han retrasado el rodaje. Toca comprimir el trabajo en solo cuatro horas. Por fin se escucha la frase que todos esperan: luces, cámara y acción. 

Quien la pronuncia, en este caso en inglés, es un mirandés que emigró hace siete años para abrirse paso en el mundo del séptimo arte. Ruth es su último trabajo, un corto que navega entre la angustia, la tristeza y la ternura para enfrentar al espectador con la dura realidad de la demencia y el alzheimer. En esta ocasión Arturo M. Antolín ha optado por una cinta de doce minutos, aunque en su incipiente carrera como director figura ya un largometraje, Hard as indie. «Son formatos muy diferentes y que también requieren habilidades artísticas distintas», asegura este joven mirandés, que no comparte la teoría de que los cortos son el trampolín para quienes sueñan con dirigir una película. «Un corto tiene que tener sentido propio, no dejarte la idea de que si hubieras tenido presupuesto para noventa minutos hubieses hecho lo mismo. No puedes presentar los personajes, tiene que tener ritmo desde el inicio para captar la atención,...», explica. 

Ruth está grabado en un plano sin cortes, lo que añade más complejidad. Era el requisito para participar del concurso que impulsó el guión, aunque Arturo y Paul Romero, su compañero de dirección, ya tenían en mente emplear esa técnica aunque no hubiera sido obligatoria por ser la que mejor se ajustaba a su idea. Las buenas críticas que ha tenido la cinta entre los usuarios de las plataformas on line en las que se ha estrenado, no han tenido el mismo eco en los festivales.

«Es un poco frustrante no obtener ningún reconocimiento, pero forma parte de este trabajo. Que tu obra no sea premiada no quiere decir que no guste, sino que hay otras que encajan mejor en lo que el jurado busca», afirma Arturo, quien cree que la crisis sanitaria invita a consumir temáticas menos duras que la que aborda Ruth

El auge de las nuevas plataformas ha descentralizado el cine. Proyectos que las grandes productoras hubieran dejado dormir en el cajón, ahora ven la luz. Hay más posibilidades para quienes buscan hacerse un hueco en una industria muy jerarquizada y en la que siempre se apuesta por los nombres que garantizan taquilla, aunque la difusión de tanto contenido también «ha generado una burbuja en la que cuesta destacar.». 

A pesar de que hace tiempo que ya no es necesario ir a Hollywood para triunfar y que en España se hace muy buen cine, Londres todavía está un paso por delante, porque muchas de las grandes producciones norteamericanas se filman en la capital inglesa y eso genera una industria fuerte en la que Arturo Antolín se va abriendo camino. Quizá en no mucho tiempo, el nombre de este mirandés brille con luz propia en las salas de medio mundo.