Los 12,2 kilómetros que comunican Pedrosa de Valdelucio, en el noroeste burgalés, con Báscones de Valdivia, ya en la provincia de Palencia, llevan abiertos poco más de una semana para deleite de los conductores que eligen la carretera Burgos-Aguilar para dirigirse a Cantabria. Es un fragmento de doble carril que ahora va de ningún sitio a ninguna parte, que empieza en una rotonda y termina en otra, pero que en el futuro formará parte del conjunto de la A-73.

Su incorporación a las infraestructuras de altas capacidades de la provincia de Burgos ha supuesto un pequeño granito de arena a la red viaria provincial, que en los últimos años está muy escasa de inauguraciones. Porque a lo largo de más de una década, desde el gran 'tijeretazo' de 2010 derivado de la crisis financiera que frenó en seco grandes proyectos claves, el territorio burgalés solo ha estrenado 54,4 kilómetros, contando con estos últimos.

A este ritmo cansino, la provincia tardará casi 30 años en completar sus tres autovías pendientes. Entre la propia A-73, la A-12 (Burgos-Logroño) y la A-11 (Autovía del Duero) tienen 146,8 por estrenar, y ninguna de ellas presenta actualmente un panorama de avances en los proyectos constructivos, la licitación o la ejecución que permita ser demasiado optimistas.

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