«El lobo me apasiona y se deberían reabrir los muladares»

I. PASCUAL
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Retratos del Burgos olvidado (XXV) | De sus largas estancias en el pueblo, cogiendo los huevos del gallinero y dejando perder su mirada hacia el Alto de Itero, le nace a Ali de la Iglesia Pablos su pasión por la naturaleza

Ali de la Iglesia Pablos, bióloga y fundadora de la empresa de naturaleza 'Loras y cañones'. - Foto: Luis López Araico

Ali silba y no tarda en aparecer Eros, se le echa encima, da cuatro vueltas a su alrededor y vuelve a desaparecer. Este perro lobero cántabro es incansable, como su dueña, y como para ella nadie es desconocido en Terradillos de Sedano, el pueblo de su padre, el que hace ya 9 años eligió para vivir y para soñar, rodeada de pocos vecinos, apenas 18 este invierno, y gracias a que algunos decidieron quedarse por estos parajes por la covid. 

A ambos, a Ali y Eros, pero también a Turbo, el gato y tercer residente de la casa, es fácil verlos pasear, coger el camino del Alto de Itero o el de las Peñas de la Esa y dejar atrás el pueblo, haciéndose cada vez más pequeño hasta parecer un poblado en miniatura. Ali de la Iglesia desprende naturaleza en estado puro, solo basta oírla hablar de una flor o de cualquier animal para que te subyugue; de verbo fácil y apasionado, nos va descubriendo su personalidad cuando responde a varias preguntas lanzadas sin aviso: 

Ali, ¿tu estación favorita? La primavera. 
¿Una flor? La orquidea.
¿Un árbol? La haya.
¿Un animal? El lobo.
¿Ecologista o naturalista? Naturalista.
¿Un divulgador? Rodríguez de la Fuente. 

Esa es Ali, bióloga de profesión y fundadora de la empresa de interpretación de la naturaleza ‘Loras y Cañones’, enamorada del paisaje en el que está enclavado Terradillos, el parque natural del Alto Ebro y Rudrón, y en el Geoparque Las Loras. 

Ali, como la llama todo el mundo, «Alicia es mi madre», dice para justificar el diminutivo, ha sentido siempre pasión por los animales. Por eso quería estudiar Veterinaria, aunque finalmente hizo Biología, pero sin dejar de formarse en esa otra parte del conocimiento de la especie animal, ya que tiene el título de auxiliar de veterinaria, además de otros muchos, todos relacionados con la naturaleza. No desliga esta pasión de sus estancias en el pueblo. «Yo siempre he venido a Terradillo en verano, fines de semana, puentes; mis tíos eran ganaderos y tenían muchos animales, me encantaba ordeñar, recoger los huevos, dar de comer al burro, a los conejos...». Pero no solo por los animales, reconoce una atracción especial por el medio ambiente en general, por eso optó por Biología, que le abría un abanico más grande de conocimientos. Luego no ha parado de coger experiencia con prácticas en centros de recuperación de animales, trabajos en clínicas veterinarias o lugares tan emblemáticos como Cabárceno, aprendiendo el arte de la cetrería en Irlanda donde estuvo 6 meses en un centro de rapaces, como educadora ambiental en las aulas de la naturaleza de Villarcayo y con su labor desde hace 4 años en el Parque Natural Hoces del Alto Ebro y Rudrón, dando información de las rutas, mapas y servicios turísticos de la zona, o en la casa del parque de Oña. Ali tiene un extenso curriculum que completa trabajando con perros en un centro canino, «es como un hobby y mientras pueda compatibilizarlo, no lo dejarás». 

Y es que Ali piensa a lo grande, ama por igual las rapaces que las abejas, las gallinas que los lobos, las hayas que los acebos, los riscos que las llanuras. «En un futuro quiero montar una granja de gallinas, me encantan», dice, pero tampoco le importaría hacer de Terradillos un gran arca de Noé, con animales de todas las especies, añade riéndose. Ahí no faltaría el lobo, seguro, porque reconoce que siente pasión por él, una atracción especial; de hecho, lleva lobeznos a sus talleres medioambientales. «Pero sin meterme en problemas de ganadería o cazadores, solo para enseñar qué es la especie, como caza y como vive, porque de otra forma más que un taller nos meteríamos en un debate y nunca acabaríamos máxime viendo la problemática actual», reconoce. En todo caso, ella cree en el valor de la educación desde pequeños y explica que el lobo siempre ha estado ahí. «También entiendo a los ganaderos, pero es cierto que hace años que se cerraron los muladares y no se han vuelto a abrir, por lo que los ganaderos tienen que llamar para incinerar sus animales muertos; deberían volver a abrirlos para que el lobo se alimente de esa carroña y no irían al ganado», añade tajante.      

Con o sin ese arca de Noé, ella se siente una privilegiada. Es lo bueno de vivir en plena naturaleza, y cree que en las actividades ambientales puede haber futuro en los pueblos, y en la agricultura, añade, recordando que se ha venido un chaval joven al pueblo a hacer el campo. En Terradillos, todos conforman una familia, todos se ayudan y ella no rehusa ninguna colaboración, si hay que montar un huerto, ahí está Ali; instalar el invernadero, la primera; hacer miel, tampoco falta.., y cuando cuenta todas las actividades que tiene entre manos no parece que el día tenga horas suficientes para abarcar todo, y eso que cada mañana coge el todoterreno y se viene hasta Burgos a trabajar en la residencia canina Ramos, mientras que por la tarde intenta sacar tiempo para estudiar porque se está sacando el título de técnico superior de actividad sociodeportiva.

Toda esta experiencia acumulada a lo largo de los años fue lo que la hizo embarcarse en el proyecto personal ‘Loras y Cañones’. «Siempre quise venir a vivir al pueblo cuando terminara de estudiar y me echara coche, así lo hice y desde aquí me movía a trabajar a Villarcayo, a Briviesca... y al final reflexioné y me dije: con la riqueza y la biodiversidad que hay aquí y me tengo que ir a mostrar la de otras zonas; entonces me tiré a la piscina y hace dos años creé la empresa». Talleres medioambientales, rutas interpretativas, senderismo, observación de la naturaleza o charlas a familias, amigos, grupos diversos, colegios... Los servicios que ofrece la empresa son múltiples y todos tienen como objetivo descubrir los rincones más ricos de la comarca, su fauna, flora, geología, historia o cultura. «Conocer es conservar, si queremos que los niños y los adultos conserven y respeten al medio ambiente tienen que conocerlo y en eso se basa mi trabajo», explica.

Ali se considera naturalista, no ecologista, «porque es un término radical», y es una gran admiradora desde pequeña de Rodríguez de la Fuente, tiene grabados todos sus documentales y lo que más destaca de su personalidad es la forma de hablar, «como engancha a la gente, no aburre ni a niños ni a adultos», y dice que tiene pendiente conocer a Carlos Sanz, que trabajó con el divulgador pozano y ahora dirige el centro de interpretación del lobo en Zamora. Y al mencionar otra vez al lobo, se le ilumina esa mirada de permanente curiosidad.