Los alumnos de Los Ángeles reciben todas las mañanas un mensaje de Jack Sparrow con la ruta de viaje. Y es que desde hace unos meses, cada clase es un barco pirata que navega en busca de un tesoro, con cuaderno de bitácora para anotar lo aprendido. 

La travesía se inició el año pasado aunque tuvo que suspenderse por el coronavirus. Este año ha podido reanudarse una actividad que tiene como objetivo que los menores se familiaricen con el río, seña de identidad de la ciudad. Ahora toca el momento de disfrutar de la exposición de los trabajos y encarar la recta final de una iniciativa incluida dentro de la Agenda 2030 y que Educación ha seleccionado como uno de los proyectos más destacados para sensibilizar sobre los objetivos del desarrollo sostenible. 

Los más pequeños han conocido la flora y fauna que habita en el Ebro,  los cursos intermedios han investigado sobre las profesiones relacionadas con el agua, hay quienes se han sorprendido al saber que en Miranda hubo playa fluvial décadas atrás y los más mayores han experimentado con los sistemas de depuración. 

El proyecto está dirigido a los alumnos, pero también trata de hacer partícipes a las familias. Por eso, antes de que los barcos partieran hacia el imaginario viaje, recibieron mensajes de apoyo de los padres, que pueden seguir los avances a través de una aplicación. Cada clase recibe diariamente un pergamino con el reto que deben superar, que es el que define sus movimientos en el mapa hacia la isla perdida. 

Es una forma de aprendizaje dinámica y que emplea todas las metodologías, además de incluir muchas de las asignaturas. Las que más peso tienen  son Naturales y Sociales, pero en la medida de las posibilidades se busca adaptar los contenidos a otras materias como Plástica o Lengua. 

Los Ángeles ya lleva tiempo trabajando con los objetivos del desarrollo sostenible y abordando temáticas de actualidad asociados a la Agenda 2030. El año pasado el medio de transporte elegido para este particular viaje fue un avión que se iba desplazando por diferentes países para conocer los problemas que afectaba a cada uno, desde el hambre hasta conflictos bélicos o la lucha por la igualdad de género. La pandemia impidió completar el proyecto, retomado este curso con aire renovado. 

En la fase de aprendizaje, el colegio ha contado con el apoyo de  expertos. «Los alumnos han tenido la oportunidad de hacer preguntas a la Confederación Hidrográfica o a empresas del entorno», explica la directora del centro educativo, quien asegura que se decantaron por el estudio del río «por ser algo cercano a todos los mirandeses y  sin embargo muchas veces es el gran olvidado».