Cansados, algunos mareados después de un interminable viaje, pero con la sonrisa en el rostro. Cuando faltaban seis minutos para la una del mediodía, el autobús que ha recogido a los 32 saharauis, seis más que el año pasado, del aeropuerto ha llegado a la sede de la Asociación, donde otras tantas familias esperaban ansiosas. Para algunas esta es la primera vez que acojen un niño o niña, mientras que otras repiten por segunda, tercera o cuarta vez. La presidenta de la Asociación Burgalesa Amigos del Pueblo Saharaui, Raquel González, ha destacado el valor de esta iniciativa y la generosidad de las familias burgalesas para acogerles durante todo el verano.