Dos bocas muy diferentes de un mismo túnel

R. PÉREZ BARREDO
-

Panorámica del viaducto, el muelle y la estación del S-M en Vega de Pas. Mientras en la parte burgalesa de La Engaña sólo hay una vía verde y aún no se contempla nada más, en el lado cántabro habrá albergue, centro de recepción, varias sendas...

Dos bocas muy diferentes de un mismo túnel - Foto: Patricia González

La Engaña no engaña: el túnel que une Burgos con Cantabria es y seguirá siendo pasto del olvido. Los últimos brindis celebrados entre una región y otra lo han sido al sol: abordar la rehabilitación de los casi siete kilómetros horadados en la roca para que nunca jamás pasara por ellos el ferrocarril sigue siendo hoy una quimera. Demasiado dinero, argumentan de un lado y de otro. Sin embargo, Cantabria sí que está apostando -más decididamente que Castilla y León- por revitalizar el entorno de la boca norte, la de Vega de Pas, pensando en el turismo y en optimizar un paisaje maravilloso con una historia fascinante. No en vano, la región montañesa tiene un plan turístico para el entorno que cuenta ya con presupusto con cargo al Plan de Recuperación y Resiliencia de la UE: 4,7 millones de euros. Del lado burgalés, donde languidecen las ruinas del poblado que se construyó para los trabajadores del túnel, sólo luce la vía verde en el cajón en el que un día estuvieros los raíles de la línea Santander-Mediterráneo.

Y, por el momento, nada más. Dado que parece que no hay un acuerdo entre regiones para los casi siete kilómetros del túnel (que sería, con el apoyo del Estado, lo ideal), cada cual piensa en su lado. Por más que la vía verde del lado burgalés esté fetén, es una apuesta mínima si se compara con el plan que se va a desarrollar en la zona de Vega de Pas. Tal y como publicaba hace unos días El Diario Montañés, son tres los ejes sobre los que gira la intervención: una senda verde para ciclistas y peatones entre la estación ferroviaria y la boca norte del túnel de la divisoria; un centro de recepción de visitantes en el almacén o muelle cerrado de mercancías y un albergue museo en el edificio de viajeros. Ya sólo con eso, se pondría en valor varios edificios que hoy, como sucede en el lado de la Merindad de Valdeporres, languidecen desventrados, carcomidos por la humedad y el olvido. Según el citado periódico, la vía verde tendrá una longitud de 3,2 kilómetros y el firme se dividirá en dos franjas, una de uso peatonal, de 1,50 metros de anchura, y otra para bicicletas, de 2,50 metros de anchura.

El acondicionamiento incluirá sistemas de drenaje, rescatados en gran parte de la obra original, y reparaciones en los cuatro túneles cortos que atraviesa el trazado, con sellado de las juntas y fisuras y mejora de las cubiertas interiores.Por otra parte, el almacén de mercancías de la estación se convertirá en un centro de acogida, recepción e información de visitantes, además de en el lugar en el que se podrán contratar las rutas guiadas. Será, asimismo, el espacio en el que los visitantes podrán conocer, mediante paneles informativos, documentos gráficos y otros materiales todo lo alusivo al contexto histórico de la perforación del túnel y del entorno en que se asienta.

Según El Diario Montañés, el edificio contará con aseos, máquinas expendedoras de productos alimenticios y bebidas, y un servicio de alquiler de bicicletas. La nave perderá su aspecto original, con un acabado 'muy funcional y duradero' cuyas fachadas estarán recubiertas. Asimismo, los andenes se habilitarán como espacios multiusos, con zonas verdes y una fuente de agua potable, y se ganará terreno invadido hoy por la maleza para instalar un aparcamiento 'disuasorio' como punto de partida para el recorrido a pie o en bicicleta tanto por la senda del ferrocarril como por las numerosas rutas naturales de los alrededores.

Otra de las actuaciones esenciales, acaso la más importante, es la que afectará al edificio de viajeros, que se transformará un albergue turístico de 60 plazas distribuidas en dormitorios de diferentes características y capacidad en las dos plantas superiores. En esos dos pisos habrá sendas zonas de estancia comunitaria con vistas a los valles y laderas de la montaña pasiega salpicados de cabañas. En cada uno se han previsto baños colectivos separados por sexos, un baño adaptado y un cuarto de limpieza. La planta baja acogerá una sala de exposiciones, el comedor con entrada desde el exterior, aseos de uso común y lavandería.

El inmueble se ampliará con un gran porche, la recepción y una cafetería con acceso directo desde fuera. Entre los argumentos de la Consejería de Turismo de Cantabria para justificar la importancia del proyecto está el aprovechamiento de las instalaciones ferroviarias en "un proyecto turístico respetuoso con el medio ambiente, que genere actividad económica y fije la población en una comarca con riesgo de despoblación" y que responde a "una demanda social histórica". De este ambicioso proyecto se beneficiarán 16 municipios de Valles Pasiegos (Pisueña, Pas y Miera). No se debe olvidar que uno de los objetivos de la mejora del entorno y de las sendas verdes es conectar esta zona cántabra con la burgalesa. Lástima que en el lado burgalés no vayan a encontrar más que ruinas y olvido.