La hostelería amenaza con protestas al sentirse "ninguneada"

L.M.
-

Los profesionales están constituyendo plataformas «para pasar a un contraataque y una nueva línea de protesta o enfrentamiento mucho más directo» ante la desatención de las administraciones públicas

Los establecimientos hosteleros llevan más de un mes cerrados y con las terrazas recogidas. - Foto: Alberto Rodrigo

Fue la primera en echar la persiana a mediados de marzo y casi con toda seguridad será la última que pueda volver a abrirla. La hostelería, uno de los pilares fundamentales de la economía burgalesa -y por ende de miles de familias- vive estos días de confinamiento por la expansión del Covid-19 con preocupación y con la incertidumbre de lo que les deparará el futuro.

Sus establecimientos llevan cerrados desde el pasado 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma en todo el país. Pese a que el Gobierno ha flexibilizado el mismo para que ciertos sectores como la industria o la construcción vuelva a la normalidad de manera gradual, poco o nada se sabe sobre el futuro a corto y medio plazo de los bares y restaurantes de todo el país.

Esta situación de desconocimiento está provocando que entre las asociaciones de profesionales, entre la que se encuentra la burgalesa, se estén configurando plataformas «para pasar a un contraataque y una nueva línea de protesta o enfrentamiento mucho más directo», apunta Fernando de la Varga, presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Burgos.

«A día de hoy no nos sentimos protegidos ni apoyados desde ningún lado», lamenta. Esta postura se la trasladaron ayer sus homólogos a nivel provincial en Castilla y León a la Consejería de Turismo. Según denuncia De la Varga, entre la línea de ayudas que ha sacado la Junta para apoyar a los hosteleros, la que más cuantía tiene presupuestada es la relativa a la creación de empleo.

«Lo que realmente estamos tratando de hacer es mantenerlo. La previsión no es que se vaya a crear, sino aguantar con el personal que hemos tenido que suspender sus contratos mediante un ERTE. Al final van a salir ganando los que han despedido gente, que es lo contrario de lo que se nos pedía al principio. No tiene ningún sentido», denuncia. Actitudes como esta, lamenta De la Varga, le hacen pensar que la intención de las administraciones es «desproteger y autodestruir» el sector.

Tampoco ayudan mensajes como el que lanzó hace unos días la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, diciendo que algunas actividades, como el ocio o la hostelería, se verán afectadas por el parón productivo hasta finales de año. «Si hoy ya preveíamos que un 20% de los negocios tenían un futuro incierto y más bien negro, esto aumentará el daño hasta un 30 o 40%», prevé el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Burgos.

De momento tienen asumido que el cierre de sus establecimientos se prolongará al menos dos o tres meses, lo que aseguran está provocando que haya mucha gente «no tenga ya casi ni para comer». Tampoco ayuda la falta de ayudas o subvenciones para afrontar los pagos del alquiler de sus locales hasta la reapertura o los gastos mínimos. «Como siempre van a terminar ganando las grandes cadenas. El pequeño hostelero, que es la mayoría, no tiene esa capacidad», critica.

Es por ello que, de cumplirse con los plazos que anunció Yolanda Díaz, muchos hosteleros tendrán que finiquitar su negocio y buscarse acomodo en otros ámbitos. Su única esperanza, confiesa, es que la Unión Europea pueda inyectar el dinero suficiente para la supervivencia de muchos autónomos y pequeños.

No a las comparaciones. En China, epicentro de la pandemia del Covid-19, poco a poco empiezan a ver la luz. Desde hace unos días han comenzado a abrir bares, restaurantes e incluso discotecas, aunque siempre bajos unas escrupulosas medidas de seguridad. Fernando de la Varga rehuye de esta posible semejanza con España y asegura que «los hábitos de consumo de su sociedad con la española son muy distintos». Pone como ejemplo la disciplina que caracteriza la ciudadanía asiática, hecho que quizás adolecemos desde nuestro país», indica.

«En Estados Unidos han abierto las playas y todo el mundo se ha lanzado a ellas. En ese sentido somos más parecidos a los americanos, no tenemos ese concepto de término medio que sí tiene la sociedad china», sentencia el presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería de Burgos.