Las academias temen una caída del 30% del alumnado

ALEJANDRA G. FEIJÓO
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La disminución de estudiantes y la falta de ayudas complica, la rentabilidad de muchos negocios

Dos chavales cruzan un paso de cebra tras salir del colegio. - Foto: Valdivielso

La Asociación de Castilla y León de Academias de Enseñanza (Aclacen), a la que pertenecen cinco empresarios de la ciudad, organizó el pasado 26 de septiembre un congreso en Zamora para debatir sobre su situación y unir fuerzas en este arranque tan atípico de curso. Abrieron sus puertas a la par que se retomaba la educación en los colegios, pero la disminución de los clientes, la competencia desleal y la falta de directrices hacen que las cuentas no salgan. A pesar de ello, las que han podido ofrecer su labor se sienten en un escenario incierto pero a la misma vez con ilusión por ejercer su profesión y ayudar a los estudiantes que necesitan de sus clases más que nunca con el déficit de materia que tuvo lugar durante los meses de confinamiento.

En estas semanas las academias están organizando los grupos de las diferentes ofertas educativas para este curso y aseguran prever un descenso de más del 30% en número de alumnos. Uno de los motivos se encuentra en que las familias, a pesar de sus deseos, tienen miedo de aumentar los riesgos tras las manifestaciones de las autoridades en las que han declarado a la educación no reglada como «evitable». Unas palabras que no ayudan a los empresarios de este sector, que consideran haber sido olvidados, teniendo en cuenta que la situación ya de por sí es complicada con el aumento de gastos que ha supuesto la disposición de los materiales higiénico-sanitarios y las pérdidas arrastradas desde febrero.

«Puede llegarse a entender que las actividades extraescolares estén teniendo más problemas, pero nosotros somos educación no reglada y sin ella se ha podido demostrar en numerosas ocasiones que la cifra de fracaso escolar sería infinitamente mayor. Los alumnos nos necesitan», explica Marta Rubio Merino, vocal de Burgos de Aclacen y propietaria del Centro de Estudios Rubio. Además, lamentan enormemente la falta de respuestas con las instrucciones que han de seguir,  ya que hasta el momento todo apunta a que deben asumir las exigencias impuestas a la educación reglada (la de los colegios e institutos), unos objetivos que se vuelven imposibles por el limitado alcance que poseen. Si la tendencia continúa así y no reciben ningún tipo de ayuda, tendrán que verse obligados a cambiar el modelo de negocio o incluso cerrar, tal y como han hecho ya algunas academias de la provincia con menos capacidades económicas.