No pudo homenajear el Blasgón y Bodegas Ceres a su socio recientemente fallecido de la manera en la que esperaba. Derrota ribereña sin paliativos ante un recién ascendido Sarriá que, en su visita al Príncipe de Asturias, se dedicó a hacer lo que mejor sabe: jugar al balonmano. Partido igualado en la primera mitad con ciertas ventajas ribereñas auspiciadas por Víctor Megías y Matheus de Novais en ataque (4 tantos para cada uno), pero cambio de aires radical tras la salida a pista de Antonio Moreno bajo palos para el equipo de Salva Puig. A partir de ahí, desaparición de ideas en los arandinos, blindaje gerundense atrás en defensa y cierre del primer acto con 12-13 al paso por las duchas. Un escenario que no mejoraría en exceso en el transcurso de la segunda mitad (las diferencias catalanas llegarían hasta los cuatro goles con un sorprendente 23-27 a cinco para el final gracias a la aportación exterior de Pere Arnau), y que tan sólo sería maquillado en las postrimerías del encuentro con un arreón de épica iusionante, pero totalmente estéril, por parte de los jugadores locales para establecer el definitivo 27-29. Una derrota dolorosa de la que aprender y que deja al equipo en novena posición en la tabla clasificatoria con 3 puntos en la antesala de su próxima visita a Palma del Río.