Las visitas registradas en la Oficina de Turismo de la capital ribereña el año pasado son un fiel reflejo de las consecuencias que la pandemia y las restricciones a la movilidad dejaron durante todo 2020. El descenso de turistas que pasaron por estas instalaciones municipales fue de un 80%, más acusado en el caso de los provenientes del extranjero frente a los nacionales.

Durante el año pasado, un total de 8.620 turistas nacionales utilizaron el servicio de esta oficina, un 76% menos que en el año 2019, cuando los registros arrojaron un total de visitantes de 35.653, algo más que toda la población de Aranda. 

Este bajón de visitas a la capital ribereña fue más grave en el caso de los turistas extranjeros. A lo largo de 2020, un total de 408 personas de distintas nacionalidades acudieron a pedir información a la Oficina Municipal de Turismo de Aranda. Esa exigua cifra es un 83% menos que la registrada durante 2019, cuando las estadísticas de visitantes foráneos se cerró con 2.347 personas.

La tónica habitual de estas estadísticas de visitantes, la única con la que se cuenta en la capital ribereña por parte de un organismo oficial, marca la cifra de 35.000 visitantes como tope del movimiento de visitantes. Una cifra que se estabilizó la pasada década, en la que se partía de 32.922 visitantes en 2010 y la cifra más elevada se constataba en 2013 con 37.320, dejando a un lado el año 2014 en el que la celebración en la capital ribereña de una exposición de Las Edades del Hombre disparaba la cifra de consultas hasta las 163.157, casi quintuplicando las 34.572 visitas contabilizadas al año siguiente, cuando se sufrió la resaca de la avalancha de turistas a la ciudad. Los escasos meses en los que se pudo viajar en 2020 hacen que su estadística no sea significativa.