«Somos una potente herramienta al servicio del ciudadano»

I.E.
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El general de Brigada José Manuel Vivas Urieta fue pieza fundamental en el diseño de la operación 'Balmis' de control de la pandemia por el Ejército y también de la misión Baluarte

José Manuel Vivas Urieta participa el jueves en las jornadas de la UBUsobre Derecho, Política y Defensa,

El general de Brigada José Manuel Vivas Urieta participa el jueves en las jornadas de la UBUsobre Derecho, Política y Defensa, que analizan el papel de las Fuerzas Armadas ante la pandemia, una misión en la que está plenamente implicado este militar.

El Ejército se ha implicado de lleno en la lucha contra la pandemia. ¿Cree que al margen de la labor que realiza la UME las Fuerzas Armadas podrían tener una mayor intervención en la ‘vida civil’ de este país al margen de en la presente crisis sanitaria?

La UME constituye la punta de lanza de las Fuerzas Armadas en el apoyo a las autoridades civiles en caso de emergencia, pero inmediatamente detrás se encuentra el resto de las Fuerzas Armadas, con todas sus capacidades, para actuar en caso necesario. Es una misión que los militares tenemos asignada en la Ley orgánica de la Defensa Nacional, que en su artículo 15 dice: «Las Fuerzas Armadas, junto con las Instituciones del Estado y las Administraciones públicas, deben preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente». Éste un cometido que llevamos a cabo con plena entrega y dedicación, ya que supone una actuación directa e inmediata en beneficio de los españoles. Las Fuerzas Armadas siempre estarán allí en caso de necesidad. Somos una potente herramienta del Estado que puede colaborar con otras instituciones y organismos para mejorar situaciones difíciles en las que se encuentren nuestros ciudadanos.

La operación Balmis sacó de los cuarteles a numerosos soldados para patrullar por las calles. ¿Están preparados los militares para este tipo de misión? ¿Precisan de una formación complementaria?

La operación Balmis no solo sacó a los soldados para patrullar por las calles y tratar de transmitir tranquilidad. También los sacó para realizar desinfecciones, transportes de alimentos, construir extensiones hospitalarias y albergues para damnificados, transportar enfermos, llevar a cabo vuelos estratégicos a lejanos países para suministrar material de protección y sanitario, etc. Realmente, la preparación y capacidades que tienen nuestros soldados son adecuadas para realizar todos estos cometidos que tan necesarios se mostraron. En el caso, por ejemplo, de las desinfecciones, es bueno resaltar que en las Fuerzas Armadas existen las Unidades de Defensa NBQ (Nuclear, Biológica y Química), que están equipadas y tienen los procedimientos adecuados para poder llevar a cabo estas labores de desinfección que tanta falta hicieron en los peores momentos de la pandemia. Aun con todo, se formaron más equipos en tiempo récord para hacer frente a la cada vez más creciente demanda.

¿Considera que la sociedad ha apreciado positivamente la participación del Ejército en el control de la crisis sanitaria?

Por supuesto que sí; las muestras de afecto y agradecimiento que hemos recibido directamente de los ciudadanos en la calle, en las residencias de mayores, y en tantos sitios, son prueba de ello y un recuerdo imborrable. No hay mejor recompensa para un militar que el reconocimiento de la sociedad a la que sirve.

Unas labores de control, por cierto, que se amplía con el encargo de labores de rastreo de personas contagiadas. ¿Están ustedes bien equipados para llevar a cabo este trabajo? 

Actualmente tenemos en marcha la operación ‘Misión Baluarte’, en la que, entre otras, están englobadas las actividades de rastreo de personas contagiadas y contactos estrechos. Hemos organizado Unidades de Vigilancia Epidemiológica (UVE,s) en 15 Comunidades autónomas y en las dos Ciudades autónomas. Los rastreadores de nuestras UVE,s operan en estrecha coordinación con las consejerías de Sanidad de las Comunidades autónomas. Para ello, desde salas equipadas con ordenadores y teléfonos, se hace el rastreo de contactos mediante llamadas telefónicas. Se llama a cada persona que ha tenido un PCR positivo, y mediante una entrevista, en primer lugar se le pregunta cómo se encuentra, cuál es su estado de salud. También se trata de determinar e identificar qué personas podrían ser contactos estrechos. En las UVE,s existe personal facultativo, por lo que en las mencionadas llamadas también se ofrece consejo al que está al otro lado de la línea. Es necesario empatizar con la persona y transmitirle tranquilidad. Todo ello para tratar de colaborar con los organismos competentes en el seguimiento y control de la pandemia. No existe, por tanto, una equipación especial, pero sí que es necesaria una formación en habilidades comunicativas, protección de datos, y conocimiento de los sistemas informáticos de las diferentes Comunidades autónomas. Todos los rastreadores militares han pasado por una fase de formación y están perfectamente capacitados para llevar a cabo este trabajo. La capacidad de rastreadores que las Fuerzas Armadas pueden poner en funcionamiento alcanza actualmente las 2.000 personas. En concreto, en Castilla y Leon tenemos la capacidad de activar, hoy por hoy, hasta 270 rastreadores militares, la mayor parte de ellos pertenecientesal Ejército de Tierra, aunque también los hay del Ejército del Aire (74).

¿Se le ocurre alguna otra labor que se pueda encomendar al Ejército en esta pandemia?¿Han propuesto alguna acción al Ministerio de Defensa?

Las capacidades de las Fuerzas Armadas son de los españoles, y por eso el Ministerio de Defensa las pone a su servicio. Tanto en la Operación ‘Balmis’, como ahora en la Operación ‘Misión Baluarte’ hay muchas capacidades y medios que pueden ayudar, desde capacidades de transporte, construcción y habilitación de extensiones hospitalarias, albergues, mando y control, desinfección, rastreo, etc. Todos los militares estamos dispuestos a ayudar en lo que se pueda, con total disponibilidad.

Es usted el máximo responsable de las misiones en el exterior de las Fuerzas Armadas españolas. ¿La crisis sanitaria ha complicado mucho los despliegues en el extranjero?

Un apunte importante: el máximo responsable militar de las misiones en el exterior de las Fuerzas Armadas es el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD). El JEMAD ejerce la dirección de las operaciones militares, tanto las permanentes como las del exterior, a través del Comandante del Mando de Operaciones (CMOPS). El CMOPS tiene un Estado Mayor en el que yo soy Jefe del Área de Operaciones. Y ya respondiendo a la pregunta, he de decir que la crisis sanitaria ha complicado los despliegues, debido a que ha sido necesario cumplir con las limitaciones y requisitos de entrada a cada país. Hay que asegurar que el personal que se proyecta a zona de operaciones es enviado en buen estado de salud, por lo que ha habido que establecer pruebas PCR y cuarentenas previas al despliegue.

¿Las medidas de seguridad que hay que tomar en los campamentos ha hecho incrementar el desembolso en intendencia, en barracones más amplios, mascarillas, etc?

Efectivamente, tanto en operaciones como en la vida en guarnición ha sido necesario cumplir con todas las recomendaciones sanitarias. Todo el personal guarda la distancia social necesaria, todos los militares trabajan provistos de mascarilla en todo momento. Se han colocado en las bases, acuartelamientos y establecimientos dispensadores de gel hidroalcohólico. También se hace uso intensivo de las nuevas tecnologías para poder llevar a cabo reuniones de trabajo por videoconferencia y reducir todo lo posible los contagios.

¿Cómo se lidia con el coronavirus en países como Afganistán, Mali, donde los recursos médicos son muy inferiores a los de países del primer mundo?

Tenemos una preocupación constante; no solo por la protección de nuestros militares desplegados, sino también por evitar ser un foco de transmisión dentro de los países a los que apoyamos. Con este propósito se han aplicado protocolos estrictos para el personal a desplegar y ha habido una redefinición de las actividades y de las formas de desarrollarlas, reduciendo contingentes y adecuando nuestra interacción con la población local. Se han desplegado por parte de la fuerza multinacional capacidades de detección específica y tratamiento en zona, para evitar detraer los escasos recursos que tienen algunos países para atender a su propia población. Se ha realizado también un importante esfuerzo en dotarnos de emplazamientos para efectuar, en caso necesario, cuarentenas y aislamientos; así como en protocolos de transporte seguros, incluidos enfermos.

En esos países, ¿está llevando el Ejército español alguna acción de control de la pandemia?

En algunos casos, como Mali, existía una buena capacidad asistencial hospitalaria previa a la pandemia,  en la que nos hemos apoyado, pero ésta se ha visto afectada por las medidas para evitar la introducción del COVID-19 entre su personal sanitario, lo que ha hecho reforzar nuestra capacidad de evacuación, integrando las capacidades de diversos países de la Unión Europea. También me gustaría destacar la donación que realizamos en Iraq de medicamentos y productos sanitarios.

¿Qué misiones internacionales entrañan hoy en día más riesgo para los soldados españoles desplazados al extranjero?

No es fácil señalar alguna misión como más arriesgada que otra. Casi todas se llevan a cabo en entornos complicados y cambiantes. Las operaciones entrañan riesgos; no únicamente las que llevamos a cabo en el exterior, sino también las operaciones permanentes, que en todo momento suponen el despliegue de numerosos militares del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire vigilando y proporcionando seguridad en nuestros espacios de soberanía e interés. Los riesgos inherentes a las operaciones militares se mitigan mediante medidas de ‘protección de la Fuerza’, que son importantísimas y se aplican para que los riesgos sean asumibles.

¿Cree que en algún momento dejará de ser necesaria la presencia de tropas en Afganistán?

Ojalá que sea así. Por el momento la violencia terrorista sigue presente en aquel país. Hay algunos indicios que podrían hacer pensar que se va avanzando poco a poco hacia un entorno más seguro y libre del terror, pero hay que ser prudente. Las negociaciones actuales entre Gobierno y talibanes, finalmente recomenzadas, tendrán algo que ver en esa decisión. En todo caso España seguirá apoyando a la misión internacional en los avances o reajustes que se determinen.

La franja del Sahel se ha convertido en los últimos años en una guarida de terroristas islamistas a los que no resulta sencillo doblegar. ¿Perciben avances en la formación que dan los gobiernos de esos países para combatirlos?

Pienso que ningún país es capaz de combatir eficazmente el terrorismo por sí mismo y en solitario. Todavía menos en la franja del Sahel, donde las fronteras son inmensas y permeables. Por ello, iniciativas como el Grupo G5-Sahel, que reúne a Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger, me parece una aproximación muy adecuada al problema del terrorismo en esta zona tan próxima geográficamente a nosotros. La parte militar de la respuesta en el G5-Sahel la constituye una Fuerza Militar Conjunta de estos países: la Fuerza Conjunta G5-Sahel. Esta fuerza sin duda es un avance, pero la respuesta, para ser completa, necesitará también de una gama de medidas políticas, económicas y de desarrollo.

Las Fuerzas Armadas ya están implementando una profunda transformación de su estructura que afecta directamente a la División San Marcial, cuyo cuartel general se asienta en Burgos. ¿Prevé muchos cambios en dicha división con la asunción del mando de las fuerzas ligeras: operaciones especiales, helicópteros, montaña?

Por mi destino actual en el Mando de Operaciones, no conozco en profundidad los detalles de la organización de la nueva División San Marcial. Sin embargo, mi experiencia en el ámbito conjunto y en el de las operaciones me permite afirmar que esta nueva organización está concebida para obtener el máximo rendimiento de unidades que aportan capacidades muy específicas a la acción conjunta, maximizando la agilidad en la respuesta y la eficacia en la preparación y empleo. Sin duda que será un referente para otros Ejércitos amigos y aliados,con lo que puedo intuir un efecto positivo tanto para el Ejército de Tierra, como para las Fuerzas Armadas en su conjunto y también para la ciudad de Burgos.

¿Qué papel va a jugar ese cuartel general en las misiones que se lleven a cabo en el extranjero? ¿Su puesto de mando seguirá dirigiendo operaciones, se intensificará, incluso, su utilización por parte de las Fuerzas Armadas?

En cuanto al puesto de mando de la División sí que lo conozco, y puedo afirmar por propia experiencia que está perfectamente diseñado y es apto para planear y conducir un amplio espectro de operaciones. Por ello considero que se seguirá empleando de manera profusa por las Fuerzas Armadas para las actividades que se consideren necesarias. Por el carácter de las unidades que compondrán la nueva División, es fácil intuir que el Cuartel General tendrá una marcada vocación conjunta, por lo que se puede concluir que su papel en las operaciones será relevante.