"Hay que trabajar en la promoción turística enfocada al AVE"

G. Arce
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Blowin´in the wind. Conversaciones sobre Burgos (XII)Alfonso Ruiz Ferreiro. Director del Hotel NH Collection Palacio de Burgos.

Alfonso Ruiz Ferreiro - Foto: Alberto Rodrigo

Alfonso Ruiz Ferreiro es un reputado experto en turistas. De hecho, lleva más de 35 años estudiando y tratando a viajeros: primero, enviándolos a otros destinos playeros españoles y del resto del planeta y, desde hace 25 años, intentando que pasen el mayor tiempo posible y lo mejor y más cómodamente posible en Burgos. Vayamos por partes: este lermeño de 58 años, de animada conversación y fácil sonrisa, empezó a trabajar en lo que estudió, Turismo, en el año 1984. Lo hizo en una oficina de Viajes Meliá. Allí reservó hoteles y vuelos hasta que abrió Viajes El Corte Inglés en la ciudad y se incorporó a su plantilla. Luego pasó por Viajes Ecuador. Hace ahora 25 años, la cadena NH le fichó para dirigir el Condestable de la calle Vitoria, hotel emblemático del Burgos del Polo de Desarrollo, clausurado tras los graves problemas de cimentación que afectaron al inmueble con las obras del antiguo cine Avenida. "Todavía recuerdo que cuando llegué había habitaciones en las que las mesillas llevaban el orinal incorporado...".


Tras un par de años como director comercial de la cadena en Madrid y otros cuatro en el NH Canciller Ayala de Vitoria regresó a la ciudad para dirigir el NH Collection Palacio de Burgos. Han pasado 17 años al frente de este establecimiento a orillas del Arlanzón, aunque él asegura con ironía que son más de 40, pues en su día estudió bachillerato y jugó en los salones y el claustro del que fue colegio de La Merced de los Jesuitas.


Pero Alfonso Ruiz tiene muy poco tiempo para mirar al pasado. Desde hace años vive inmerso en la "revolución permanente" de las nuevas tecnologías, que le obligan a estar pegado a la pantalla del ordenador, su principal herramienta para captar, fidelizar e interrelacionarse con los clientes pasados y futuros. "Antes paraban el coche en la puerta, te escribían una carta o te mandaban un télex para reservar habitación, ahora más del 80% de las reservas nos vienen a través de internet, donde a además se penaliza o se premia todos los días al hotel por un mal o buen servicio. Antes un problema puntual surgido en una estancia se comentaba por el afectado con los amigos, ahora te fusilan por todos lados...".


"Hay días que no estamos finos por algún motivo, otros que nos topamos con un cliente excesivamente exigente y, en algunas ocasiones, entre tantas opiniones en internet, surgen algunos que buscan problemas para ver si rascan algo. Aquí, como en todos lados, también hay pillos...".


Las pegas suelen venir por los ruidos, por los aparcamientos y por esas tarifas prepago que son más baratas de entrada, aunque si cancelas pierdes el cien por cien de lo desembolsado. "A veces se exigen unos prepagos para no sufrir esas cancelaciones que te dejan tirado con todo preparado. También porque es muy habitual el overbooking de reservas aunque luego la gente no vaya... Lo normal sería que la gente avisase de una cancelación, si no te hacen una faena...".

 
Pese a todo, asegura, internet y sus centrales de reservas han hecho buenos a los hoteles, "han democratizado el alojamiento: la gente se diseña los viajes a medida desde casa y eso es bueno...". "Hay clientes que han contratado el hotel mientras tomaban un café frente a la Catedral, no lo tenían previsto pero les ha gustado el sitio, leen las opiniones sobre nosotros en su móvil y te contratan una noche. Nadie viene a la recepción preguntando si quedan habitaciones, todos vienen con la reserva ya hecha".

 

"El cliente ya da por supuesto que va a tener todas las comodidades en la habitación, no tiene ninguna duda al respecto, pero todos, especialmente los jóvenes, te preguntan indefectiblemente por el wifi".


Cuando Ruiz empezó en el Condestable (alquilado y reformado en su día por la cadena NH) había tal demanda que se obligaba a cenar en el hotel al reservar habitación, exigencia impensable en los tiempos que corren. "Entonces había diez hoteles en Burgos, hoy son 33 de tres y cuatro estrellas...", recuerda.


También ha cambiado el trabajo: "En la calle Vitoria teníamos un ascensorista que solo se dedicaba a dar al botón del ascensor, y nada más; hoy los 27 empleados que tengo a mi cargo hacemos todos de todo".


Además, la revolución digital en la que vive inmerso el sector del turismo ha sentado bien a la ciudad. "Está creciendo, aunque la estacionalidad sigue estando muy marcada haya internet o no, y es muy difícil luchar contra ella: el clima es el clima, aunque en la primavera, verano y otoño se trabaja bien. La gente se va muy satisfecha de la ciudad, les encanta y confío en que Burgos siga creciendo, especialmente con la próxima llegada del AVE. Hay quien piensa lo contrario, pero yo creo que debemos empezar a trabajar en promocionarnos este sentido".

 

2017 fue un año "muy bueno", en 2018 "se notó un frenazo" y "quiero pensar que seguiremos creciendo, que no se ha tocado techo en el turismo, para ello hay que seguir trabajando, renovando y enriqueciendo la oferta turística de la ciudad y también de la provincia. Soy optimista, aunque no oculto que hay incertidumbres, como la política, España vive en un ambiente algo enrarecido que no ayuda en nada".
catedral y algo más. Burgos sigue siendo el destino ideal para una escapada de fin de semana, dos noches y para de contar. "Es una ciudad limpia, segura y tranquila. Nos queda la asignatura pendiente de la provincia, que es muy rica y variada y que todavía no se conoce bien". En este sentido, y como lermeño de pro, tiene muchas esperanzas depositadas en la próxima edición de Las Edades del Hombre que se celebrarán en su pueblo, en el impulso que darán a la comarca del Arlanza y también a la capital, "que está a tiro de piedra".

 

Hay que aprovechar Las Edades al igual que el año de la capitalidad gastronómica de la ciudad, que marcó, a su entender, "un antes y un después: el sector se puso las pilas. Antes éramos una ciudad de los capataces y las bravas y ahora hay unas barras muy bonitas y bien decoradas".

 

Recuerda además el "lujo" que ha supuesto tener un palacio de congresos en pleno centro de la urbe. "Los que vienen se van encantados...". Estas citas profesionales son además las que cuadran los presupuestos hoteleros de cada ejercicio, las que llenan los huecos vacíos y difíciles de cubrir en el calendario, las que copan los grandes banquetes (las bodas están en horas bajas). "El pasado noviembre fue bueno porque hubo un par de congresos potentes. Este año hay un congreso importante de pediatría en junio y otro en octubre aún pendiente de cerrar. En abril hay una copa mundial de baile y ya estamos reservando habitaciones...".


A este respecto, Ruiz no entiende  la polémica suscitada en los últimos tiempos por el alcalde respecto a los precios de los hoteles durante la celebración de los congresos. "Lógicamente suben como ocurre en el mes de agosto, pero no desmesuradamente, nunca se doblan o se triplican como se podría entender de esta polémica. ¿Cuánto vale el cordero en Navidad? Nosotros cotizamos por estos congresos compitiendo con otras ciudades y no podemos disparar los precios porque si no los perderíamos. Y normalmente los logramos porque Burgos tiene una buena calidad hotelera y unos precios impensables para otras capitales españolas".


Pese a las críticas, el director del NH considera que el alcalde "está haciendo una buena promoción turística de la ciudad. Le gusta y se está notando".

 

ASIATICOS

La novedad de los últimos tiempos está siendo la llegada del turismo asiático, clientes de mercados como el chino, el surcoreano o el japonés. "Se ve que ya conocen las ciudades premium europeas (París, Londres, Roma, Barcelona o Madrid) y buscan destinos de un segundo nivel atractivos. Estamos firmando contratos con operadores asiáticos y es un mercado en expansión que viene desde Madrid". Ayuda mucho el Camino de Santiago, un referente espiritual para las culturas orientales.

 

En el otro lado de la balanza, también hay un incipiente turismo motero, el de los amantes de las dos ruedas como él. Grupos de españoles y europeos (especialmente ingleses). "Son gente curiosa, dejan aparcada la moto y se apalancan en la cafetería para darle a la cerveza. Es un cliente muy rentable...". "Tenemos una provincia con carreteras muy bonitas, con poco tráfico y con curvas, ideales para los moteros, es algo que también deberíamos saber promocionar".

 

A las carreteras también suma el espacio aéreo. "Burgos debe promocionarse como una ciudad global. Todos estamos acostumbrados a movernos y salir por el mundo. Nos falta un vuelo low-cost desde el aeropuerto, por ejemplo, con algún destino de la cuenca del Rihn alemana, que reúne a millones de potenciales turistas. Aunque es difícil...".


Y es que, por mucho que se hable de mejoras, días de lleno completo en los hoteles hay "4 o 5 al año, el resto nos sobran camas...". "Cada vez hay más apartamentos turísticos extrahoteleros que nos restan y que se deben regular, no prohibir. Deben operar con las mismas normas que los hoteles".


LA NOCHE DE LOS BUGATTI

Burgos, a su juicio, necesita apostar por grandes eventos nacionales e internacionales que  promocionen y alimenten al turismo local. "Todavía recuerdo la International Meeting Bugatti (en 2011), que nos llenó el hotel de millonarios y el garaje de coches clásicos de más de un millón de euros por unidad. Ese día se consumió mucho champán francés en la barra del bar...".

 

Subraya lo de eventos "de calidad" y "ambiciosos", musicales, culturales o deportivos, esos sí que se notan realmente en la cuenta de resultados de los hoteles. "Cuánto me gustaría que Burgos fuera sede de una copa del Rey de baloncesto o que recuperase los laureles de la primera división de fútbol... Sueño con ello. El fútbol da mucha vida a las ciudades. El Fin de Semana Cidiano o el Festival en Clave de Calle se han consolidado en el calendario pero no sé si viene mucha gente de fuera a verlos, aunque siempre dan ambiente a la ciudad".

 

En toda una vida dedicada a la hostelería se escuchan peticiones de todo tipo. "En más de una ocasión me han pedido una visita privada y exclusiva a la Catedral, a espacios como el cimborrio o las torres, que no están abiertos al público. Quizá habría que analizar esta oferta con motivo del VIII Centenario. Uno de los atractivos de Milán es la subida en ascensor a lo alto del Duomo, podemos pensarlo para nuestra Catedral".