Burgos, a la cabeza de la región en accidentes laborales

FERNÁN LABAJO
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El pasado año se produjeron un total de 5.344 incidentes, 565 más que en 2017. Servicios es el sector con mayor número y Construcción el de más incidencia

Burgos, a la cabeza de la región en accidentes laborales - Foto: Luis López Araico

La crisis y la subida del paro provocaron que la siniestralidad laboral cayera drásticamente y marcara mínimos históricos en el año 2013. Sin embargo, la recuperación de los últimos años ha traído consigo un incremento progresivo de los accidentes laborales y en 2018 se produjo en la provincia un incremento del 11,8%, hasta un total de 5.344 percances, 565 más que el ejercicio anterior. Además, Burgos encabeza la lista de Castilla y León con un 21% del total de incidentes, un punto por encima de Valladolid. La proporción de la población trabajadora vinculada a la industria y la salida de la recesión podrían ser algunas de las explicaciones de este aumento, pero desde luego no las únicas.

La mayoría de los accidentes que tuvieron lugar el pasado año en el ámbito del trabajo fueron leves, 5.291, mientras que los graves fueron 48 y los mortales 5. Esta es una tendencia habitual en la siniestralidad, señala Fernando De la Parte, jefe provincial de la Unidad de Seguridad y Salud Laboral de la Junta de Castilla y León, aunque advierte de que la calificación de un incidente, a priori, menos grave corre a cargo de un médico en base a diferentes criterios, entre ellos el número de días de baja y su periodo de recuperación.

En el caso de los accidentes leves, el periodo medio de baja es de unos 35 días. Partiendo de esta base, una fractura de una pierna o, incluso, la amputación de un dedo, entran dentro de esta tipología de siniestros. A este respecto, De la Parte indica que «la gente suele confundir la calificación con la potencialidad», sin embargo, añade, «hay muchos percances que pueden parecer mínimos pero que pudieron haber sido muy graves».

A nivel sectorial, conviene también distinguir entre el número total de accidentes laborales que se produjeron el pasado año 2018 y su nivel de incidencia. En este sentido, donde más siniestros se produjeron fue en Servicios, seguido de Industria, Construcción y Agricultura. Sin embargo, en proporción -número de incidentes por cada 1.000 habitantes-, la estadística se da la vuelta y es la Construcción, seguida de Industria y Servicios, la que encabeza la clasificación.

Por tamaño, en las empresas más pequeñas es donde se suelen producir más accidentes. Esta situación puede deberse a sus condiciones de trabajo y a que, según Andrés Padilla, jefe provincial de la Oficina Territorial del Trabajo, «tienen menos cultura preventiva», algo que «a la larga, se nota». Padilla resalta en este punto que las de mayor tamaño cuentan con buenos planes de prevención y salud con los que aportan más seguridad a sus empleados.

En cuanto a la tipología del siniestro, las caídas en altura, que se producen fundamentalmente en el sector de la Construcción, siguen siendo muy frecuentes. Explicar por qué continúan produciéndose este tipo de accidentes no es fácil, tal y como reconoce Fernando De la Parte, ya que en estos casos, «no hay riesgo cero», a pesar de que «cada vez hay más medios técnicos para impedirlos». No obstante, explica, « en este tipo de casos se produce una convivencia con el riesgo». Esto quiere decir que un trabajador con experiencia que, por ejemplo, se sube a un andamio cada día, «no percibe el peligro porque está acostumbrado a que no pase nada».

Sobre este asunto, Andrés Padilla, incide en que, a veces, muchos de los accidentes de esta tipología se producen por «exceso de confianza, lapsus o despistes».

Por otro lado, cabe destacar que los jóvenes protagonizan más siniestros, en ocasiones por la falta de experiencia, pero los que involucran a los más veteranos son más graves. «No hay una causa concreta, pero normalmente el hecho de que las capacidades no sean las mismas es un detonante», concluye.

Desde el área provincial de Seguridad y Salud Laboral muestran su preocupación por un incremento muy grande en los últimos años de los incidentes por patologías no traumáticas -infartos, ataques de ansiedad, etc.- Esta tipología es la    única que rompe el estancamiento de los últimos años, pero no hay una causa concreta que la explique, a pesar de que la cabeza siempre nos haga mirar al estrés. «Puede influenciar la sobrecarga de trabajo o las condiciones, pero ningún médico te va a decir que un fallo del corazón se ha producido exclusivamente por ello, salvo que esté muy claro», puntualiza De la Parte. Por eso, incide en que hay otros factores, como una buena alimentación o introducir en las rutinas el ejercicio físico diario para reducir los riesgos cardiovasculares.

«Hay empresas que en su plan de prevención de riesgos laborales incluyen recomendaciones sobre alimentación. Tal vez ese sea el camino para conseguir reducir este tipo de accidentes no traumáticos», apunta el jefe de la Unidad de Seguridad en el Trabajo.

En cualquier caso, Fernando De la Parte remarca que ni hay una sola causa que explique el incremento anual de los accidentes laborales, ni tampoco una receta única para conseguir que el riesgo se esfume. «La estadística es descriptiva y no podemos llegar a una conclusión. No en vano, España es un país reactivo y siempre actuamos una vez que pasan las cosas», finaliza De la Parte.