Objetivo: Más supervivencia y más calidad de vida

A.G.
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El servicio de Oncología Radioterápica del HUBU trató el año pasado a 240 mujeres con cáncer de mama. Dispone de dos aceleradores lineales y trabaja en dos turnos de las 8 de la mañana a las 10 de la noche

Parte del extenso equipo del servicio de Oncología Radioterápica del HUBU posa con las camisetas de DB. A la izquierda, la jefa, Eva Corrales. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Alrededor de unos 15 o 20 minutos dura un tratamiento en una paciente con cáncer de mama en el servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). En ese tiempo se coloca a la mujer en una mesa sobre unos dispositivos que ayudan a inmovilizarla y a reproducir la misma posición todos los días, y mediante un sistema recientemente implantado denominado radioterapia guiada por superficie, que permite controlar su posición exacta para asegurarse de que la radiación sea dirigida con precisión, se procede a la terapia, que no le supone ninguna molestia. Esa misma paciente es atendida semanalmente en consulta donde los médicos realizan su seguimiento y controlan la posible toxicidad derivada del tratamiento. El número de sesiones oscila entre quince y treinta.

El año pasado vivieron esta experiencia un total de 240 burgalesas con un diagnóstico de cáncer de mama, que se beneficiaron de los dos aceleradores lineales con los que cuenta actualmente el HUBU en los que trabajan dos turnos ininterrumpidamente desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. La Oncología Radioterápica es una especialidad que comprende el diagnóstico y el tratamiento de tumores con radiaciones ionizantes aunque también abarca otras medidas terapéuticas, según explicó la especialista Mercedes Teijeira, que participa por este servicio en el comité de tumores de mama del hospital que se reúne con una periodicidad semanal.

Y es que en el abordaje de esta enfermedad participan diferentes especialidades que analizan  todos los casos uno a uno y toman decisiones consensuadas: «La coordinación es fundamental no solo para la adecuada toma de decisiones sino también para que el paciente perciba que tiene un equipo sólido y cohesionado que está perfectamente al tanto de las decisiones adoptadas y que le va a acompañar en todo el proceso».

Este servicio -quizás más desconocidos que otros que también trabajan contra el cáncer- está dirigido por Eva Corrales y formado por alrededor de unos cuarenta profesionales de diferentes perfiles: Los médicos son los encargados de valorar la indicación del tratamiento, realizar la prescripción de la dosis, la elección de la mejor técnica disponible y controlar la enfermedad y los síntomas derivados del tratamiento. También cuentan con radiofísicos (que con los técnicos dosimetristas diseñan los tratamientos y hacen el control de calidad, además de asegurar el buen funcionamiento de las unidades), técnicos superiores de radioterapia, que tienen contacto diario con las pacientes y les administran los tratamientos, además de enfermeras, técnicas en cuidados auxiliares de Enfermería, celadores y personal administrativo.

¿Cuál es la utilidad de la radioterapia en el cáncer de mama? Juega un papel importantísimo, explican las expertas, en el tratamiento locorregional del tumor, disminuye la recurrencia, aumenta la supervivencia y mejora la calidad de vida de las mujeres. La radioterapeuta Virginia Ruiz añade que se aplica en todas aquellas mujeres a las que se les ha conservado la mama después de la cirugía y en los casos en los que tras una mastectomía persistan factores de riesgo de recaída. La radioterapia tiene también un importante papel en el tratamiento de las metástasis y en la paliación de síntomas como el dolor.

Es lógico que las mujeres con este diagnóstico lleguen allí asustadas y angustiadas, por lo que para hacerles pasar la experiencia de la mejor manera los profesionales inciden en la humanización de la asistencia y en la calidad de los procesos: «Procuramos crear un ambiente de confianza -cuenta Teijeira- donde se sientan cómodas, que propicie la expresión de sus emociones, que nos formulen dudas.  Y lo intentamos hacer de manera proactiva, es decir provocando o dando pie a que superen el bloqueo emocional que muchas veces supone la enfermedad y que se abran, que hablen, que se comuniquen. Respecto a la calidad de los procesos, procuramos proporcionar información comprensible y adaptada a las necesidades de cada paciente e intentamos minimizar los desplazamientos, haciendo la preparación del tratamiento el día de primera consulta».