Localidades del noreste de la Ribera sufren vandalismo

I.M.L.
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Gumiel de Izán, Tubilla del Lago o Santa María del Mercadillo son los tres últimos puntos donde se han registrado destrozos y pintadas. Los vecinos señalan como posibles autores a pandillas de otros pueblos

Localidades del noreste de la Ribera sufren vandalismo

Primero fueron las fotos profanadas del cementerio de Valdezate, después la alerta del alcalde de Villanueva de Gumiel en redes sociales contra los destrozos en su municipio. Ahora los actos vandálicos se están concentrando en el noreste de la comarca ribereña, coincidiendo con una mayor presencia de gente en las localidades y en fechas donde se tendrían que celebrar fiestas patronales. Al menos la Guardia Civil tiene constancia de estos hechos en Santa María del Mercadillo y Tubilla del Lago, con las respectivas denuncias presentadas por alguno de sus cargos públicos, mientras que en Gumiel de Izán el Ayuntamiento prefirió arreglar los desperfectos y no darles mayor importancia.

Cierto es que el episodio de vandalismo en territorio gomellano se limitó al destrozo de una caja de registro de la luz y restos de un botellón en el camino a la ermita de la Virgen del Río. «No es mucho, lo hemos arreglado y ya está, mejor que los chicos puedan estar ahí con luz», reconoce el alcalde Jesús Briones, sin preocupación porque este episodio fue algo aislado en un verano que califica de «tranquilo».

Donde están más indignados es en Tubilla del Lago. Allí comenzó todo con una pintada amenazante contra el que era alcalde al principio del verano, ahora dimitido, que se ha transformado en una larga lista de destrozos y pintadas. «Nos han movido contenedores de sitio y los volcado, nos han pintado dos murales, el de la mujer rural bigote y a los niños barba, han roto maceteros, han arrancado las señales de las rutas de senderismo, movido bancos y sillas, pintado insultos en el puente y en el cartel de entrada al pueblo», enumeran desde el Ayuntamiento, institución que ha acudido a la Guardia Civil para denunciar, igual que han hecho algunos particulares afectados. «Al del bar le iban a hacer algo con las sillas pero oyó ruido, salió y los pilló; se fueron corriendo pero cogió a uno y le obligó a dejar todo como estaba, aunque le decía que él no había hecho nada», relatan fuentes municipales.

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