5 donaciones de órganos durante la pandemia salvan 14 vidas

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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La intensivista María Eugenia Perea, coordinadora en el HUBU, agradece la generosidad de las familias que, a pesar de la complicada situación y del fallecimiento de un ser querido, autorizaron los procesos

Una UCI sobrepasada por la covid ha encontrado tiempo para valorar potenciales donantes. - Foto: Luis López Araico

Entre el 13 de marzo, víspera de la declaración del estado de alarma y del inicio del confinamiento por la pandemia de la covid-19, y el pasado 10 de septiembre el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) registró 5 donantes de órganos, cuya generosidad y la de sus familias han permitido realizar, al menos, 14 trasplantes y, así, salvar o mejorar la vida de otras tantas personas. Son datos facilitados por la coordinadora de trasplantes del centro, María Eugenia Perea, que ha agradecido este altruismo de quienes, incluso en los peores momentos de la crisis sanitaria, según explica, no dudaron en responder afirmativamente a la solicitud de los profesionales una vez fallecido su familiar.

«Es impresionante la reacción que han tenido, mayoritariamente, diciéndonos que en un momento como este había que arrimar el hombro e incluso dándonos las gracias por poder tomar una decisión como la que estaban tomando porque les había reconfortado, algo que nos ha pasado no solo en la pandemia sino en general. No hemos notado un cambio de actitud de las familias con respecto a otros años», valora Perea.

A estos cinco donantes de los últimos seis meses hay que sumar los cuatro que se produjeron en enero y febrero, lo que hace que en el conjunto de 2020, el número total ascienda, por el momento, a 9, cuatro menos que en el mismo periodo de 2019. Se trata de una cifra aún no valorable porque se espera a final de año para hacer el cómputo general y calcular la tasa por millón de habitantes, pero que Perea entiende como proporcional y que refleja la generosidad de la sociedad burgalesa, teniendo en cuenta que durante los meses de marzo y abril -los más duros del confinamiento- no hubo ninguna donación. 

«Lo que hay detrás de los números es lo que merece la pena de este trabajo. Yo valoro cada una de las donaciones porque son una vida y solo con que hubiera habido una ya habría merecido la pena. Es un periodo en el que se ha pasado tan mal que cada uno de los síes suponía un agradecimiento infinito a todas las familias», precisó. 

Aún así, se han registrado dos negativas familiares pero en ninguna de ellas han tenido que ver los prejuicios derivados de la actual situación sanitaria, «al contrario, los que nos dijeron que sí argumentaron que en este momento es cuando más generosos hay que ser». Los órganos obtenidos de esos cinco donantes han sido 3 hígados, 6 riñones y 8 globos oculares, cada uno de los cuales, en este último caso, ha podido ser útil a varios pacientes.

La coordinadora de trasplantes explicó que son tres las causas del descenso de las donaciones, que ha sido general en todo el país: la sobrecarga de las UCI, el hecho de que ha primado, sobre todo, la seguridad del donante y del receptor «y en muchos hospitales ha sido complicado tener espacios aislados para el post-operatorio de pacientes trasplantados» y que hay equipos que no se han podido trasladar a hacer la extracción de órganos por las restricciones de movilidad. 

«A pesar de todo esto se han seguido haciendo urgencias 0 (pacientes que tienen prioridad absoluta porque su vida depende de ello) y trasplantes infantiles. Nunca ha dejado de funcionar el programa gracias al esfuerzo de todos y creo que ha merecido la pena», explica la intensivista.

«Doble esfuerzo» en la UCI. Por otro lado, puso en valor «el doble esfuerzo» de los sanitarios de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), que han compaginado la atención a los pacientes con covid-19 con la valoración de potenciales donantes de órganos y el desarrollo del proceso de donación: «En los meses más críticos sí que valoramos a algunos pacientes que al final no pudieron donar por contraindicación médica y lo hicimos siempre primando la seguridad del posible receptor. Para ello se han descartado siempre -antes, incluso, de hacerles la PCR- pacientes que hubieran tenido una clínica sugerente de covid. La Organización Nacional de Trasplantes ha priorizado la seguridad porque la transmisión en los pacientes trasplantados no está del todo definida porque al ser un virus nuevo no hay estudios concluyentes».

No se atreve Mª Eugenia Perea a aventurar cómo terminará el año, aunque quiere ser optimista y afirma que ya hay expertos que calculan que  habrá una recuperación completa «porque la predisposición de la ciudad de Burgos siempre es muy buena y generosa». En este sentido, se refirió al plan post-covid que ha preparado la ONT junto con las coordinaciones de trasplantes autonómicas para recuperar cuanto antes la actividad pre-covid: «El objetivo es retomar los procedimientos no urgentes y el trasplante de donante vivo y adaptar los protocolos que tenemos al conocimiento de la enfermedad y a la nueva situación».