No es diversión, es tortura

A.G.
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El Ayuntamiento prepara una campaña contra la prostitución en la que por primera vez se pone en el foco en los hombres

Uno de los carteles de la campaña municipal contra la prostitución que apela a los consumidores de esta esclavitud.

Se les llama clientes, igual que a quienes adquieren zapatos, manzanas o libros. Pero ellos compran personas. Mujeres empobrecidas, concretamente. Por eso, desde el movimiento abolicionista de la prostitución se da tanta importancia a poner el foco en los hombres que financian con su consumo las redes de extorsión de mujeres que ingresan miles de millones de euros todos los años. La Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Burgos, que comparte este planteamiento, ha tomado partido en el debate ético que supone la prostitución y lanzará en los próximos días una campaña en su contra por toda la ciudad, en la que por primera vez se pone en primer plano no a las víctimas sino a los puteros, hombres que con su pago están perpetuando la existencia de lo que muchas expertas denominan "la esclavitud moderna"  que se ejerce en "campos de concentración" como llamó a los clubes la activista Amelia Tiganus, que recientemente participó en unas jornadas de la UBU.

Se trata de una intervención publicitaria muy directa. ¿Tú también eres cómplice? es la pregunta que se va a lanzar desde 500 carteles que se van a ofrecer al comercio que quiera colaborar y que se van a poder ver también en 10 mupis, 12 columnas, dos lonas (en la sede municipal de la Plaza Mayor y en la Concejalía de Igualdad), además de banderolas por diferentes puntos de la ciudad y tres microvídeos que se van a distribuir a través de las redes sociales.

En los carteles se va a poder ver tres tipos diferentes de puteros pero con un nexo en común: todos son muy jóvenes. Y es que desde diversas entidades que apoyan a las mujeres prostituidas se viene advirtiendo desde hace mucho tiempo sobre cómo ha bajado la edad del consumidor y cómo las nuevas generaciones de hombres ven en este tipo de actividad una forma más de divertirse.

La campaña -que cuenta con la colaboración del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que la financia, y de la Fundación VIII Centenario de la Catedral de Burgos- presenta a tres supuestos clientes: Adrián, de 26 años, que cuando sale del trabajo frecuenta un club donde las mujeres son obligadas a prostituirse; Carlos, de 23,  que los viernes paga por mantener sexo con mujeres que no sabe que están siendo explotadas por mafias, y Juan, de 28, que contrata prostitutas en sus fiestas para humillarlas y reírse con sus amigos. 

En todos los casos, se interpela  al espectador para preguntarle si es también cómplice como ellos de extorsión, explotación sexual y degradación de la que son víctimas todas las mujeres prostituidas.