Un thriller policíaco de "personajes imperfectos"

Javier D. Bazaga (SPC)
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La silueta del olvido, de Joaquín Camps, narra el caso de Lara Valls, una adolescente que es secuestrada sin dejar rastro en una obra donde "víctimas y verdugos tendrán en vilo a la ciudad de Valencia".

Un thriller policíaco de "personajes imperfectos" - Foto: DIPUTACIÁN DE ALICANTE

En La silueta del olvido nada es lo que parece. Las apariencias se confunden con la realidad en un laberinto argumental diseñado a conciencia. “No escribo ni un renglón sin tener la estructura de la trama, sin tener claro cada capítulo” confiesa Joaquín Camps, autor que se ha hecho con el Premio Azorín de Novela 2019 convocado por la editorial Planeta.

“Lo primero es crear la trama” apunta, proceso en el que asegura que sale “el Ximo más cuadriculado, el economista”. Hasta que no tiene claro qué va a pasar en cada momento, en cada capítulo, no deja volar la imaginación, no comienza el proceso creativo.

A partir de ahí es cuando se mete en los personajes, deja que crezcan entre las páginas y acaban tomando personalidad. De hecho, es una de las claves por las que Camps se ha hecho con este prestigioso premio, porque “entra en los personajes y no renuncia a la reflexión”, como valoró el diputado de Cultura de la Diputación de Alicante, César Augusto Asencio.

“Un thriller de personajes sorprendentes donde víctima y verdugos tendrán en vilo a la ciudad de Valencia” resumió Belén López, editora de Planeta, y donde la protagonista, Claudia Carreras, compone “un personaje muy jugoso”.

La inspectora Claudia Carreras se ve inmersa en la desolación tras el asesinato en Madrid de su compañero y amante, Tomás. Para olvidarlo se traslada a Valencia, donde debe investigar el extraño secuestro de Lara Valls, la hija de una familia adinerada de la ciudad. Un caso en el que pronto descubre que nada es lo que parece. Poco a poco va empatizando con Laray comprueba que ambas “son adictas a la literatura, al pasado y al sufrimiento. Tres drogas que pueden llegar a ser mortales”.

De hecho, para la anterior ganadora del Premio Azorín, Nuria Gago, se trata de una novela de “personajes imperfectos” donde la ocultación de las debilidades se convierten en una forma de supervivencia. “La perfección no tiene sentido en las personas” resaltó Camps, que reconoce que demostrar nuestras propias vulnerabilidades en público tiende a considerarse como un “suicidio social, pero no lo es”. “Ocultar las debilidades a los demás es un suicidio personal” subrayó.

Joaquín Camps es profesor de la Universidad de Valencia, ciudad en la que reside, y su campo principal de investigación y docencia es el comportamiento humano en las organizaciones, y en su novela plasma la relevancia de las mujeres “en un mundo de cultura tradicionalmente masculina”, como es el de la Policía.

Su primera novela, La última confidencia del escritor Hugo Mendoza (Planeta 2015), también discurría por la intriga policial. “No me quiero encasillar como autor de novela negra” asegura, ya que entiende que su obra es un “eclecticismo de géneros”. “No necesito encasillarme cuando escribo”.

Sí confiesa cierta influencia de las series de televisión “que me han contaminado, en el buen sentido”, para poder componer “tramas más trepidantes” en una estética muy visual. De hecho, preguntado por si le gustaría ver su obra en las pantalla, asegura que “me encantaría”, pero entiende que es “un proceso complejo”.

En el lector busca “que entretenga y que haga pensar”. Ninguna de las dos condiciones por sí sola sería satisfactoria para él. Cada una de ellas es una “condición necesaria pero insuficiente”, alega.

Reconoce que le entristece terminar una novela porque supone dejar a un lado los personajes con los que ha compartido tantos meses de escritura, y por eso no descarta volver a dar vida a alguno de ellos en otro momento. No obstante, confiesa que “me resulta más atractivo crear nuevos universos”. De hecho, ya está trabajando en un nuevo proyecto “con otros personajes y otro género”.