El servicio de transporte público de Aranda de Duero ha cerrado 2022 con un total de 76.538 viajeros, una cifra ligeramente inferior a la registrada en 2021, cuando la empresa concesionaria contabilizó 78.448 usuarios. Detrás de este descenso, de un 2%, se esconden principalmente dos factores: las reticencias que aún perviven desde el estallido de la pandemia de coronavirus y las constantes averías que sufrieron los autobuses durante unos cuantos meses del año pasado. A partir de ahora, tanto el Ayuntamiento de la capital ribereña como la UTE formada por Dávila y Clemente esperan que este panorama mejore considerablemente después de haber renovado por completo la flota de vehículos.
Los nuevos autobuses urbanos, con más capacidad que los antiguos, comenzaron a circular por las calles de Aranda el 7 de enero para alegría de unos usuarios hartos de que los continuos problemas mecánicos les obligaran a esperar 45 o 50 minutos en lugar de los 15 habituales. Así que unos y otros depositan su confianza en que el estreno de autocares y la mayor comodidad que aportan sirvan para recuperar viajeros. Porque lo cierto es que la cifra global de 2022 dista bastante de la de 2019, cuando se alcanzaron los 108.433 usuarios.
Si se analizan al detalle los datos de 2022, el mejor mes fue noviembre con 8.698 viajeros, seguido de febrero con 7.592, mayo con 7.457 y octubre con 7.278. En el lado contrario se sitúan agosto con 4.410 viajeros, julio con 4.723, abril con 4.973 y septiembre con 6.013.
De hecho, en ninguno de los meses de 2022 se consiguió ni igualar ni mejorar la cifra de usuarios respecto a 2019, un «buen año», como apuntan desde la concesionaria. En todos los meses de 2019 hubo más de 7.200 viajeros. Destacan los 10.219 de mayo, los 10.529 de noviembre o los 11.334 de octubre. En definitiva, se ha pasado de una media de 9.036 arandinos que utilizaban el autobús urbano en su día a día durante 2019, a 6.537 en 2021 y 6.378 a lo largo de 2022.
Descuentos. Para revertir esta tendencia, el equipo de gobierno se ha marcado el compromiso de rebajar el precio de algunas tarifas. El concejal de Servicios y Barrios, Alfonso Sanz, detalla que su propuesta se concreta de la siguiente forma: el bono ordinario tendrá un precio de 12 euros mensuales; los jóvenes y las familias numerosas pagarán 10 euros; los estudiantes asumirán un coste de 3 euros; mientras que jubilados y personas con discapacidad solamente deberán desembolsar un euro. En el caso de los desempleados, se contempla una tarifa de cinco euros.
Este es el planteamiento que Sanz trasladó al resto de grupos políticos en la comisión de esta semana. Además, se barajan otras novedades como el lanzamiento de 60 billetes por 30 euros que se podrán canjear sin fecha de caducidad o un talonario destinado a empresas y hoteles, también de 60 billetes por 30 euros, que no se entregaría en forma de tarjeta sino con tickets. A partir de ahora, para que la propuesta entre en vigor, se ha de elaborar un estudio económico en el que se precise cuánto dinero se dejaría de recaudar con el fin de lograr el visto bueno de Intervención. Es decir, se trata de justificar el interés público de rebajar el precio de los buses en aras de fomentar el uso del transporte público, reducir la contaminación u ofertar opciones de movilidad a los mayores.