Del vacío sur al norte por amor a los suyos

A.C.
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Ana María Muñoz, llegada de Siles (Jaén), con dos de sus cuatro hijos, acaba de afincarse en Villarcayo y trabaja para abrir una tienda de productos de kilómetro cero

Del vacío sur al norte por amor a los suyos

Ana María Muñoz es una mujer valiente, que ama al medio rural y apuesta por él, pero que por encima de todo, adora a sus hijos y a su nieto, Izan, nacido en Burgos hace un año, después de que su primogénito, Iván, se enamorase de una villarcayesa. Esta jiennense, de 49 años, sabe muy bien lo que es vivir en la España vaciada y alejada de todos los servicios, porque viene de Siles, en la comarca de la Sierra de Segura, donde el hospital más cercano está a nada menos que 100 kilómetros, en Úbeda, y la capital, Jaén, a 154 kilómetros y dos horas de camino. Limítrofe con Albacete, su comarca vive, sobre todo, de la agricultura y escasamente de los servicios, y como sucede en Merindades, ha visto caer su población, que rozaba los 3.000 habitantes, hasta los 2.220.

Ella ha descubierto durante esta pandemia dónde quiere estar y ha decidido que es cerca de los suyos, de su nieto y su hijo mayor y en una tierra de la que espera más que del sur. Llegó en septiembre con Raúl (16 años) y Alba (9) para reunirse con Iván y otro de sus hijos, Carlos, de 18 años, al que su hermano mayor ya convenció antes para venirse. Pero en estos primeros meses, se ha encontrado con un grave problema que choca con los deseos de repoblación que muestran los políticos locales en toda la comarca y muchos colectivos y vecinos. No encuentra un piso de alquiler y reside temporalmente en uno en venta, cuyos propietarios le han prestado mientras llegue un comprador. La mayoría de los dueños de viviendas quieren solo alquilar durante la temporada estival o combinar a profesores que pasen el curso y aprovechar así la demanda de verano. Las familias que buscan un alquiler a medio y largo plazo se encuentran sin apenas opciones en el mercado privado.

Pero Ana María no se rinde y sigue buscando mientras prepara un proyecto para emprender en Villarcayo y abrir una tienda de productos agroalimentarios de kilómetro cero, producidos en la comarca. No conoce el campo de Las Merindades, pero va a establecer contactos a través del Mercado de Productores Locales que se celebra cada mes en Medina de Pomar o el grupo de consumo de la Asociación Alimenta Merindades, entre otros. En Siles, su tierra natal, donde ha residido durante los últimos 20 años, después de dejar Barcelona, adonde emigraron sus padres, ha trabajado quince años como técnico en agricultura ecológica y dinamizadora de los productos agroalimentarios locales.

Con su trabajo para el Ayuntamiento de Siles promovió la creación de asociaciones de productores y consumidores de agricultura ecológica y organizó todo tipo de eventos para dar a conocer sus productos, desde desayunos saludables en los centros escolares hasta ventas en mercados y ferias. Asimismo, ponía en contacto a productores para "sumar sus productos y ponerlos en valor, eliminando intermediarios y llegando directamente al consumidor con precios más justos para las dos partes".

En la comarca de la Sierra de Segura reina el olivo y el aceite, pero también la huerta es generosa, por lo que cuando sobraba producción, aún quedaba la opción de organizar talleres de mermeladas con los excedentes de frutas y verduras o de cremas naturales y jabones, con los de aceite de oliva. Estos talleres también los quiere desarrollar en su tienda que aspira a convertirse en un espacio dedicado a la alimentación saludable y con productos de cercanía.

Los bosques trajeron a su hijo, Iván, de 28 años, hasta Merindades. Un contrato para formar parte del retén contraincendios en 2016 le sirvió para encontrar aquí una oportunidad laboral como trabajador forestal de Tragsa y el amor. En Villarcayo ha formado una familia con Lucía y es padre del pequeño Izan. Por ello, animó a su hermano Carlos, de 18 años, a trasladarse a Villarcayo y detrás han venido su madre y los dos pequeños.

Ana María, separada de su marido, asegura que la calidad de la sanidad en Villarcayo es "mucho mejor que la de Andalucía". En el colegio, Alba está tratando de coger el ritmo, porque el nivel de inglés del Princesa de España admite que es muy superior al del centro también bilingüe, donde estudiaba en Siles. Raúl estudia cocina en la FP Básica y todos están contentos con la decisión tomada. Pero Ana María echa de menos una bolsa de viviendas sociales para quienes necesitan un tiempo para adaptarse, ir buscando empleo o emprendiendo. De momento, subsiste con una pensión por el grado de invalidez que tiene debido a una artrosis degenerativa, rentas y sus ahorros. Seguirá luchando por los suyos.

Villarcayo, detrás de un plan estratégico de aumento de la población. El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Villarcayo tiene previsto elaborar un Plan Estratégico de Aumento de la Población. El alcalde, Adrián Serna, avanza que "estamos buscando fórmulas y propuestas para este 2021, en el que vamos a ir encaminados a este objetivo". Y uno de los primeros pasos ha sido el de sumarse a la plataforma ‘Vente a vivir a un pueblo’. Hace poco más de una semana que Villarcayo forma parte de esta iniciativa, en la que quienes buscan abandonar la ciudad pueden buscar el pueblo que más se ajusta a sus necesidades. Además de Villarcayo, Covarrubias, Rabé de las Calzadas y Lerma ya se han sumado en Burgos a esta propuesta que comanda el periodista Ramón Pradera y que ha atraído a un total de 45 localidades.

El portal funciona como una tienda virtual, pero de pueblos. "Es como ir de compras", explica Serna, a quien esta plataforma es la que más le ha gustado de la multitud de propuestas que circulan por la red. "Es fácil y atractiva" y resuelve 12 grandes dudas a quienes ven los vídeos de los pueblos. Para quienes deseen contactar con el Ayuntamiento, se ha elegido una persona que responderá a sus dudas y a la que pueden localizar en el 947 13 10 04 o casadecultura@villarcayo.org.

Pero además de ello, el equipo de gobierno prepara otras propuestas, como ayudas a la natalidad o al fomento del empleo local para las empresas que contraten empadronados, a lo que se suma la bonificación del IBI.